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Bienestar de uno mismo en las organizaciones. El autoliderazgo de los líderes.

Una de las dimensiones clave del ecosistema laboral son las propias personas que lo componen y sus competencias y capacidades para afrontar los desafíos del trabajo.

En este sentido, este artículo comparte los planteamientos que he desarrollado para una formación en autoliderazgo como punto inicial del desarrollo del liderazgo en entornos laborales saludables.

Saber cómo actuar con las personas es una de las demandas más frecuente de los managers. Porque dirigir tareas es fruto de competencias técnicas que suelen dominar, pero “liderar” a otros es algo complejo y siempre desafiante.

El desarrollo de la inteligencia emocional intrapersonal es la base sobre la que crecerá la capacidad de liderar a otros. Es uno de los aspectos que los managers pueden desarrollar para mejorar su bienestar personal, ahora bien, no perdamos de vista que estos comportamientos tienen que integrarse en un ecosistema laboral que promueva el bienestar de forma equilibrada para ser saludable y sostenible.

Hace algunos años la demanda de la formación de managers se centraba en cómo liderar a otros, sin embargo, la experiencia ha demostrado que antes de liderar a otros, primero hay que desarrollar el propio autoliderazgo.

Por eso, es importante que los managers desarrollen su inteligencia emocional intrapersonal, se conozcan y autorregulen.

Liderar a otros comienza, sin excepción, por saber liderarse a uno mismo. Esta verdad, a veces pasada por alto en entornos organizacionales sólo orientados a resultados, se ha vuelto cada vez más evidente con el avance de las neurociencias, la psicología positiva y el enfoque de la inteligencia emocional.

La inteligencia emocional

La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones y las de los demás. Su papel es fundamental en el liderazgo, ya que un líder emocionalmente inteligente puede crear climas laborales positivos, resolver conflictos, comunicar con empatía y motivar a su equipo.

La inteligencia emocional intrapersonal, es decir, la capacidad de conocerse y gestionarse a uno mismo, es la piedra angular del bienestar personal y organizacional.

La base del liderazgo saludable comienza por uno mismo. Antes de liderar a otros, un líder debe tener claridad sobre quién es, qué lo motiva, qué le distorsiona, cómo maneja sus emociones y cómo toma decisiones. Este proceso de introspección y autocontrol es lo que construye una base sólida sobre la cual se ejerce un liderazgo saludable.

Al fortalecer el autoliderazgo, no solo mejora el desempeño profesional, sino que también se potencia el bienestar personal y la capacidad para inspirar al equipo.

El autoliderazgo

El autoliderazgo no es una actitud positiva o una cuestión de voluntad. Es una competencia de la inteligencia emocional intrapersonal que se aprende, se entrena y se fortalece constantemente. Según Daniel Goleman (1995), autor clave en el campo de la inteligencia emocional, liderar implica tres competencias clave: autoconsciencia, autogestión y automotivación. A partir de su desarrollo, luego se puede empatizar, comunicar y guiar con eficacia a otros.

En otras palabras: si no gestionamos bien nuestras propias emociones, pensamientos y conducta, difícilmente podremos crear entornos donde las personas puedan florecer.

Este concepto de florecer «flourishing» proviene del ámbito de la psicología positiva, en concreto de Martin Seligman (2011) y se refiere a un estado en el que las personas experimentan un bienestar profundo y sostenido que se relaciona con el funcionamiento óptimo del ser humano.

Inteligencia emocional, liderazgo y bienestar

Diversos estudios, incluidos los de Goleman (1998) y Richard Boyatzis (2005), han demostrado que los líderes emocionalmente inteligentes no sólo obtienen mejores resultados del equipo, sino que además fomentan mayores niveles de bienestar y menor rotación de personal. Esto se debe a que estos líderes con una alta inteligencia emocional generan climas emocionales positivos, donde se validan las emociones, se regula el estrés y se actúa con empatía.

Líderes que manejan bien sus emociones promueven entornos de trabajo donde las personas se sienten valoradas, escuchadas y motivadas, lo que se traduce en menor estrés, mayor compromiso y un mejor clima laboral.

A nivel personal, tiene importantes beneficios ya que la inteligencia emocional permite al líder mantener un mejor equilibrio que redunda en su salud mental y física.

Las 3 competencias clave del autoliderazgo

1. Autoconsciencia

Es la habilidad de reconocer nuestras emociones, pensamientos y patrones de comportamiento. Un líder autoconsciente sabe qué lo activa emocionalmente, cuáles son sus valores y cómo su comportamiento impacta en su entorno.

Un líder autoconsciente puede identificar sus fortalezas, debilidades, valores y motivaciones, y actuar de manera congruente con ellos. Esta consciencia le permite actuar con autenticidad y adaptarse con mayor facilidad a situaciones cambiantes.

Ejemplo: Un líder que reconoce que la presión lo irrita puede anticipar sus reacciones y tomar medidas preventivas para responder con más calma y asertividad.

2. Autogestión

Implica la habilidad de regular nuestras emociones de forma saludable, mantener la calma en situaciones difíciles, ser adaptable y mantener el compromiso con objetivos a largo plazo. Un líder que se autogestiona bien no sólo transmite estabilidad emocional, sino que también modela comportamientos positivos ante su equipo.

Aquí se incluye también la capacidad de responder con apertura ante opiniones divergentes, lo cual fortalece la resiliencia emocional.

Ejemplo: Un líder que recibe una crítica inesperada, pero responde con asertividad en lugar de ponerse a la defensiva, está demostrando autogestión emocional.

3. Automotivación

La automotivación es una dimensión central de la autogestión e implica la capacidad de impulsarse a uno mismo hacia el logro de metas sin depender exclusivamente de estímulos externos. Un líder automotivado actúa movido por valores internos, propósito personal y compromiso con el crecimiento continuo, más allá de recompensas inmediatas o reconocimiento externo. Esta competencia permite mantener la energía, la iniciativa y la persistencia incluso en circunstancias difíciles o inciertas.

Un líder con alta automotivación inspira a otros no sólo por lo que logra, sino por la pasión, la actitud positiva y la resiliencia que demuestra frente a los desafíos. Además, al conectar su trabajo con un propósito más amplio, es capaz de mantener el entusiasmo a lo largo del tiempo y transmitir ese sentido de significado a su equipo.

La automotivación le permite mantenerse enfocado y comprometido sin depender exclusivamente de factores externos. Líderes automotivados tienen un propósito interno claro y son capaces de contagiar ese entusiasmo a su equipo.

Ejemplo: Una líder de equipo, frente a una baja en las ventas, no se desanima. Reflexiona sobre su propósito, redefine la estrategia y renueva su energía, motivando al resto.

Técnicas para desarrollar el autoliderazgo

Basado en enfoques de psicología aplicada y en la experiencia organizacional, propongo algunas técnicas para desarrollar tu autoliderazgo:

1. Diario de reflexión

Anota cada día tus reacciones emocionales, pensamientos asociados y aprendizajes y analízalos. Te permite identificar patrones de respuesta y tomar decisiones más conscientes. Pregúntate: ¿Qué sentí? ¿Por qué reaccioné así? ¿Qué puedo cambiar?

2. Mindfulness

La práctica de la atención plena en un mundo de multitarea aparece como una necesidad. Practicar la meditación guiada, la defusión o la contemplación, son ejercicios que mejoran la capacidad de respuesta frente a la presión del día a día.

3. Respiración consciente

Utiliza la respiración como herramienta para regular el estrés. Bastan 5 minutos de respiración lenta y profunda para activar el sistema nervioso parasimpático.

4. Retroalimentación

Solicita retroalimentación constructiva tras una interacción clave. Te ayuda a calibrar tu impacto y ajustar tu comunicación.

5. Autodiálogo positivo

Cambia el lenguaje interno negativo por frases de apoyo realistas. Por ejemplo: «Estoy aprendiendo a liderar y puedo pedir ayuda si lo necesito

6. Visualización

Antes de una presentación o decisión importante, visualízate actuando con calma, claridad y efectividad.

7. Metas con propósito

No sólo fijarse objetivos sino conectarlos con los valores personales es una potente forma de fomentar la automotivación interna y la persistencia ante los obstáculos.

Conclusión: autoliderarse es una práctica diaria

Como psicóloga organizacional, he visto que quienes desarrollan estas habilidades no solo lideran mejor, sino que también viven con más bienestar. El autoliderazgo es entrenable. No requiere condiciones ideales, sino consciencia, intención y práctica.

El verdadero liderazgo comienza por uno mismo.

Y como dice Viktor Frankl:

“Cuando no somos capaces de cambiar una situación, estamos desafiados a cambiarnos a nosotros mismos”

Referencias:

  • Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence. Bantam Books.
  • Goleman, D. (1998). Working with Emotional Intelligence. Bantam.
  • Boyatzis, R. E. (2005). Resonant Leadership. Harvard Business Press.
  • Seligman, M. E. P. (2011). Flourish: A Visionary New Understanding of Happiness and Well-being. Free Press.

POR DÓNDE EMPEZAR UNA ESTRATEGIA EMPRESARIAL

Para implementar la estrategia de bienestar, hay que primero hacer una revisión de las dimensiones claves del contexto organizacional en el que se va a desarrollar:

  1. El ecosistema organizacional
  2. El liderazgo
  3. Las tareas
  4. Las relaciona
  5. Las personas

EL ECOSISTEMA ORGANIZACIONAL

El ecosistema de cada organización es único y, al igual que ocurre en las familias, comparten ciertos elementos comunes que las definen como tales, pero cada una tiene un carácter diferencial.

Aunque partamos del mismo concepto de bienestar organizacional, cada organización necesita ponderar qué aspectos del bienestar son más significativos en su actividad y dónde radican las necesidades de los trabajadores. En qué momento evolutivo organizacional se encuentra, en qué momento de negocio, cuáles son los elementos clave de su cultura, su liderazgo y los valores aceptados como criterios de acción y relación.

Teniendo en cuenta estos condicionantes, cada organización debe establecer las prioridades de su plan de bienestar, considerando todas las dimensiones anteriores, algunas o incluso introduciendo otras.

En muchas ocasiones, los planes de bienestar se centran en que el trabajador cambie sus hábitos, pero esta forma de actuar tendrá un pobre recorrido, incluso contrario al esperado. Ofrecer programas de Mindfulness cuando el entorno de trabajo tiene un ambiente estresante, casi con seguridad, tendrá un efecto contraproducente. Por ello, los planes de bienestar tienen que proceder de una estrategia de gestión de personas congruente que ponga el bienestar de éstas en el centro.

Y, en este sentido, el ecosistema organizacional tiene que ser lo primero que gire en torno al bienestar de las personas. El objetivo final es crear entornos laborales donde las personas puedan desarrollarse y “florecer”.

El “florecimiento humano” es un proceso consciente que responde a las convicciones, propósito y actuar personales y que se interrelaciona con las condiciones de su contexto social y medioambiental.

Dentro de este ecosistema, la cultura es un elemento clave, para establecer una estrategia de bienestar debe haber una congruencia con la cultura. Por lo tanto, si la cultura entra en conflicto directo con una estrategia centrada en las personas, habría que considerar, en primer lugar, actuar sobre la cultura antes de implantar medidas que difícilmente puedan prosperar en un contexto adverso.

Hoy en día, el sentido de propósito de la organización está adquiriendo un alto valor para los trabajadores, que buscan con ello una trascendencia y valor diferencial a su trabajo que resulta altamente motivador, compromete y fideliza.

EL LIDERAZGO

Los managers tienen un papel absolutamente clave en la experiencia de bienestar de los trabajadores. Es en la relación del día a día donde se manifiesta la comunicación abierta, la escucha activa, el reconocimiento de los logros, el apoyo, las oportunidades de desarrollo, la gestión de la carga de trabajo, las retroalimentaciones de la eficacia, las evaluaciones del rendimiento que son los determinantes de que el trabajador se sienta vinculado con la organización y comprometida con ella. Ya desde los años 50 y los estudios del psicólogo Kurt Lewin se sabe que el estilo de relación del manager va a ser el factor decisivo del estilo de trabajo de los equipos. Por lo tanto, hay que asegurarse de que los managers estén alineados con esta estrategia de bienestar. El objetivo es inspirar un liderazgo humanista que fomente la cooperación, la competencia y el entusiasmo y eso requiere formación específica que alinee y de sentido al estilo de relación con las personas.

LAS TAREAS

Hay que revisar no sólo el qué se hace sino el cómo se hace. Y esto aunque no es nuevo, sí adquiere actualmente una dimensión especial. La actividad productiva que realiza una organización tiene que estar diseñada desde una perspectiva sostenible. Cargas de trabajo desmedidas, desorganizadas, flujos de trabajo sobredimensionados, tiempos límites, no son los pilares adecuados para generar una empresa saludable. Por lo tanto, tener a las personas en el centro requiere una sistemática revisión de los qué se hacen y los cómo se hacen.

Dentro de las prácticas de la persona en el centro adquieren una especial importancia las técnicas de trabajo Agile, el trabajo en equipo de alto rendimiento, la participación activa de los trabajadores en el diseño y gestión de su propia actividad.

LAS RELACIONES

Muy ligado a cultura y liderazgo, las dinámicas interpersonales de la organización son la clave de la satisfacción del trabajador y uno de los elementos, junto con el exceso de trabajo, que más limitan el bienestar laboral. Revisar la conflictividad, el absentismo de un equipo, las posibles quejas y denuncias de hostigamiento o acoso es imprescindible y una de las líneas rojas que nos alertan de que hay algo que arreglar primero. Si no se crean entornos de relaciones positivas, respetuosas y valorativas, es muy difícil que los trabajadores perciban su entorno de trabajo como satisfactorio.

LAS PERSONAS

Este es la dimensión sobre la que muchas empresas pivotan sus planes de bienestar exclusivamente, y aunque finalmente son clave, no podemos ignorar las dimensiones anteriores sobre las que se cimenta el bienestar de cada trabajador. Sería un error cargar la responsabilidad de su propio cambio a las personas cuando el ecosistema no cambia.

Ofrecer talleres de mindfulness o de gestión del estrés sin que haya en paralelo una revisión y adecuación estratégica de las dimensiones anteriores no sólo tendrá un efecto negativo sino contraproducente ya que no se puede cargar sobre el trabajador la responsabilidad de la organización.

Los planes de bienestar con el foco en la persona, comienzan por establecer cauces de comunicación para conocer sus necesidades y prioridades. Encuestas de opinión, encuestas de clima, de satisfacción, foros de opinión, buzón de sugerencias y denuncias, grupos de trabajo, etc. son instrumentos habituales para conocer qué necesita y qué va a valorar. No valen las soluciones genéricas y estandarizadas. Cada plantilla tiene un momento vital. Hay plantillas muy maduras en las que los trabajadores llevan muchos años trabajando juntos; plantillas muy jóvenes y plantillas mixtas donde conviven hasta cinco generaciones. Dependiendo del momento vital, las prioridades cambian y habrá que priorizar en función de las necesidades de la organización.

Después, la formación en competencias personales, hoy por hoy, serán esenciales para capacitar a los trabajadores ante este entorno BANI tan exigente. Medidas de flexibilidad del trabajo (horario, modalidad, bolsas de horas, permisos, etc.) 

Por lo tanto, como es habitual antes de iniciar un cambio, un análisis de la situación actual, que nos permita detectar puntos fuertes y carencias con un DAFO, es el primer paso antes de diseñar un plan de bienestar. Analizar estas dimensiones del espacio organizacional es esencial para establecer el plan.

JEFES TÓXICOS y LÍDERES OSCUROS

Hemos sabido que 7 de los 15 médicos que trabajan en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) Pediátrica del Hospital La Paz han pedido la baja laboral por motivos de salud, tras la reincorporación del antiguo jefe de Servicio, relevado del puesto por la Dirección del centro hace casi tres años debido a un conflicto laboral que le enfrentó con parte de su equipo. El facultativo ha sido ahora restituido en el cargo tras recurrir judicialmente y darle la razón un juzgado de primera instancia.  «Es un conflicto por un tema de comportamientos inadecuados en cuanto al trato del personal a cargo de este jefe, que fue llevado a una comisión interna para resolver el problema», explica el presidente del sindicato de médicos Amyts, Daniel Bernabéu . El instructor del expediente concluyó que las formas de ejercer la Jefatura de esa persona eran «inapropiadas» y la propuesta que elevó ante la Dirección-Gerencia del hospital fue que se la relevara de sus funciones como jefe.  «No cumplía los mínimos de generación de un clima adecuado de trabajo en una unidad de alta responsabilidad como es la UCI pediátrica en un hospital puntero en su actividad pediátrica como es La Paz, lo que hacía la situación insostenible», sostiene Bernabéu (Fuente: Redacción Médica).

Aunque sea una situación especialmente notable por las repercusiones en la atención a los niños del Hospital La Paz, no es un caso único sino mucho más común de lo que parece.

En 2022, la consultora McKinsey publicó un estudio internacional en el que señalaba que uno de cada cuatro encuestados afirmó estar expuesto a comportamientos tóxicos en el trabajo.

Hay muchos jefes que aprovechan su situación jerárquica para dar rienda suelta a sus deseos de dominancia y poder.

Un estudio de la Escuela de Negocios de la Universidad de Mánchester habla de líderes oscuros: aquellos que muestran signos de narcisismo o psicopatía (o ambos a la vez). Añadiendo una personalidad maquiavélica, tenemos los tres grandes vértices de la llamada “tríada oscura”, un concepto psicológico útil en criminología y ¡en gestión empresarial!, explican comportamientos tendentes a la autopromoción, la frialdad emocional y la agresividad. Los subordinados que los padecen tienen un 20% más de sufrir depresión. Y hay un 41% más de probabilidades de que sufran bullying en el trabajo y no sólo por parte del jefe tóxico sino de otros miembros del equipo ya que los comportamientos del jefe se contagian al resto del equipo.

Estas situaciones de acoso laboral son mucho más frecuentes de lo que pensamos. Amparadas en el deber, las normas y la costumbre, los jefes tóxicos fuerzan la realidad para cambiarla a su gusto a costa de los subordinados. Sobresalen no por mérito propio sino porque se suben encima de otras personas para hacerlo.

Personalmente he trabajado en numerosas ocasiones con personas acosadas. Lógicamente poco o nada podemos hacer con el jefe, pero sí trabajar cómo se toman lo que hace su jefe y cómo reaccionar ante sus comportamientos. Aprenden a utilizar estrategias de afrontamiento proactivo, asertividad, regulación emocional, aprenden a relativizar y pensar de forma más positivista, reflexionan sobre su propósito vital y tomando decisiones sobre su futuro.

El caso de Paola, que durante años soporta a un jefe que exprime su iniciativa y creatividad poniéndose él las medallas del mérito.

El caso de Marta que ve cómo su jefe la difama públicamente y ningunea su valía.

El caso de Alberto que soporta la presión de su jefe y parte del equipo que le aplaude y glorifica.

El caso de Mercedes que ve cómo desde el mismo día que entró su jefe le dice que no se fía de ella y tras meses de hostigamiento, ve cómo la despide la empresa.

El caso de Jorge que aguanta la presión del jefe de RRHH para que presione a los empleados de la fábrica.

Ayudar a estas personas a manejar la situación es útil, pero frustrante. En un mundo ideal no debería ser así, no, al menos habría que actuar contra ese jefe tóxico, pero como hemos visto en el caso de la Paz y en el de mis clientes, lejos de penalizar al “líder oscuro” penalizamos a la víctima.

Muy frecuentemente, esa persona acosada tiene que salir de la empresa. Ni más ni menos que lo que se viene haciendo en los colegios con los niños que sufren bullying cuando lo justo sería que saliera del colegio o la empresa el acosador. Sí, cargamos contra el acosado y doblemente. Cuando alguna de las personas con las que he trabajado ha recurrido a la dirección, lejos de entender que es un problema de la empresa en la que ese jefe está abusando de su rol, lo han considerado un problema personal del acosado que debía resolver por sus propios medios. Doblemente injusto sí.

Es difícil creer en la dirección de tu empresa cuando te deja sólo ante el hostigamiento diario y sólo para que busques una solución.

Mucho hablamos en el sector de la gestión de personas de crear un clima de bienestar, pero poco se habla de extremar el cuidado de las relaciones personales laborales para que nuestras empresas sean saludables. La realidad de los líderes oscuros nos puede afectar a cualquiera, no deberíamos quedarnos indiferentes ante ello.

El difícil papel de los directores de personas en la vuelta al trabajo

gestionemocionalEstamos viviendo un tiempo donde las emociones se han impuesto en nuestra vida. Por un lado, el miedo al contagio por el #COVID19 y a contagiar, por otro, la rabia por la pérdida de libertad y la gestión que se ha venido haciendo desde el gobierno, por otro, la tristeza por la pérdida de allegados, conocidos y seres humanos, en general. Eso en el supuesto de que, además no hayamos perdido el trabajo, nuestro medio de subsistencia y la dignidad de la autonomía personal.

Volver al trabajo no va a significar correr una cortina y ya está, todo ha quedado atrás.

Volver al trabajo lo hacemos con todo ese vaivén de emociones negativas que como un péndulo constante fluctúa entre unas y otras y no nos deja cambiar el tono emocional.

El riesgo psicosocial en el trabajo se dispara en esta situación. La probabilidad de accidentes, de desencuentros, de conflictos, de bajas médicas, de absentismo mental, de desconexión de la empresa y de somatizaciones como problemas de sueño y desconexión mental,  de stress en general, seguro que es mayor, mucho mayor, porque nuestra mente no está disponible para concentrarnos en el trabajo. Es como si tuviéramos un programa que da error abierto en el ordenador mientras intentamos seguir trabajando.

Cuando las emociones negativas imperan en nuestra vida con la intensidad y permanencia como lo están haciendo ahora sus efectos sobre nuestra mente y cuerpo son importantes, dejan huella y, en algunos casos, traumática, hasta el punto de que necesiten ayuda de profesionales de la psicología.

Una experiencia tan intensa y prolongada de emociones negativas tiene importantes efectos. Perdemos la confianza en la vida, que ahora vemos tan frágil, perdemos la confianza en los otros, que ahora vemos como fuente de contagio y a los que no nos podemos arrimar porque son, en sí mismos, una amenaza, perdemos la confianza en nuestros dirigentes y no creemos que sus decisiones sean las mejores para nosotros, incluso, perdemos la confianza en nosotros mismos y pensamos que no vamos a poder recuperarnos de ésta.

Cuando la mente piensa sólo desde una perspectiva emocional ve la vida en términos dicotómicos de todo o nada, amigo o enemigo, blanco o negro. Para tener perspectiva y analizar los hechos y separarlos de nuestros sentimientos necesitamos la mente analítica que, en estos momentos, ha pasado a la reserva, a un segundo plano, como consecuencia de la intensidad del peligro en el que estamos viviendo desde hace meses.

En definitiva, volvemos al trabajo con nuestra mente y cuerpo sintonizados con el peligro, llenos de sentimientos negativos y en una parálisis cognitiva para movernos en este mundo ya no #VICA (Volátil, incierto, complejo, ambiguo) sino #VICAI (Volátil, incierto, complejo, ambiguo, inseguro)

Y, con toda esa carga emocional volvemos al trabajo. ¿Cómo dirigir a las personas en esta situación donde el trabajo emocional es tan intenso?

Es un enorme reto para los directores de personas, sea cual sea el tamaño y sector de actividad porque ellos mismos están inmersos en esta dinámica de emocionalidad negativa y VOCAI.

¿Cómo dirigir a las personas en este entorno? No cabe otra línea que la de generar proyección, confianza, perspectiva, la de promover la proactividad y la colaboración, pero ¿cómo hacer todo esto cuando el tono emocional es tan negativo?

El ser humano tiene una capacidad inmensa de autoregeneración, es capaz de sacar fuerza de flaqueza, incrementar su resiliencia, adaptarse a las circunstancias y responder de forma novedosa y eficaz a los retos del medio ambiente. Esta es la historia de la humanidad vista en términos de evolución y grandeza.

Contamos por lo tanto, con un medio adverso y unos recursos potentes, sólo falta ser conscientes desde dónde los aplicamos ¿desde las emociones negativas? Será complejo y limitado en este caso, siempre en la lucha, siempre en lo que falta y en la defensa de lo nuestro. Pasar a una emoción de aceptación que genere confianza va a ser el gran reto de los dirigentes en, al menos el próximo año y medio, porque si no,…

O cuidamos la emocionalidad colectiva de nuestra organización o los trabajadores van a enfrentarse a una situación difícil, nueva y muy, compleja sin los recursos mentales necesarios para ello.

Es responsabilidad de la organización cuidar de la salud laboral de sus trabajadores y esto incluye su salud psicológica.

Si quieres saber cómo hacerlo en este curso podrás conocer las claves para esa gestión emocional de las personas de tu empresa.

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¿HACER o SER?, esa es la cuestión

Ccreenciasuando solo mides tu valía por tus resultados entras en un perverso bucle mental de “valgo en cuanto que consigo” “valgo en cuanto otros me reconocen mi valía” Y si no es así, no soy válido, no valgo como persona… ni siquiera me merezco…

Esta forma de pensar es muy frecuente. La hemos adquirido desde muy pequeños, en tanto en cuanto conseguíamos buenas notas, en tanto en cuanto nos apoyaban y apreciaban nuestros padres y maestros. Sí, siempre hay excepciones, pero lo más frecuente es precisamente aplaudir al que gana y no a los que han participado en la carrera por lo que nos habremos criado en una cultura de vales en cuanto que consigues.

Aunque para algunos sea difícil de creer, los patrones que aprendemos en la infancia son los que tendemos a repetir en la vida adulta una y otra vez. A no ser que… haya un ejercicio voluntario de consciencia, responsabilidad y acción que nos lleve a modificar esos patrones y actuar ya como adultos.

Los juicios de otros no dejan de ser sus “opiniones” sobre lo que interpretan de lo que perciben. ¡¡No!!, no son la verdad, sino su interpretación personal basada en sus paradigmas de lo que perciben. Y si tienes alguna duda simplemente observa la interpretación tan diferente que hacen los políticos de cualquier hecho, eso sí, cada uno de ellos lo defienden como la verdad absoluta. Sus interpretaciones responden a sus perspectivas, en el caso de los políticos, polarizadas y constreñidas por su paradigma ideológico. En el caso de nuestro jefe, compañeros, padres, pareja, igualmente polarizado por sus paradigmas sobre la vida. ¿Por qué asumimos el juicio de cualquiera (al que otorgamos autoridad) como una verdad? ¿Por qué nos llevamos nuestro HACER a nuestro SER?

Esto en Psicología se conoce como “locus de control externo”, en la Teoría de la Atribución adjudicamos a causas externas el poder de decidir cómo hacemos las cosas. Hasta aquí no importa, todos recibimos feedback de otros sobre cómo actuamos y es útil cuando se adecua al aprendizaje y la mejora para conseguir unos objetivos. El problema surge cuando damos el poder a otros de opinar sobre cómo hacemos las cosas y, por un ejercicio “ilógico”, por el que violentamos el contenido del silogismo utilizado para inferir el resultado, razonamos que eso que hacemos es nuestra identidad. De tal forma que lo que alguien dice sobre cómo hacemos algo lo interpretamos como un juicio de valor sobre quienes somos.

X opina que lo he hecho mal

Si lo hago mal no valgo como persona

Así que soy un fracasado

Esta situación es uno de los casos típicos que se trabajan en Psicología Coaching. El cliente se ha llenado de “creencias limitantes“ sobre lo que hace que traslada a su identidad y, además, en base a opiniones de otros. Ya no es que no consiga los resultados es que “no vale como persona”

Estas creencias limitantes terminan siendo el resultado del silogismo erróneo anterior.

“Si no consigo los resultados esperados no me van a aceptar”

“Para ser aceptado tengo que ser bueno en lo que hago”

“Necesito ser aceptada para sentirme bien conmigo misma”

“No soy lo suficientemente buena”

Creencias como éstas o similares tal vez te suenen.

Sí, nos valoramos en cuanto hacemos. Culturalmente le damos tanta importancia que incluso nos presentamos desde nuestro hacer: “Yo soy abogado” “Yo soy periodista”. A ver, no será “yo me dedico a la abogacía”, “yo ejerzo como periodista”

¿A dónde nos lleva esto? A un sufrimiento más o menos intenso, generalizado y permanente que puede terminar en una depresión, una somatización traducida en una enfermedad o una crisis existencial o, incluso, una ruptura con el entorno social…

Cuanta mayor responsabilidad organizacional, más frecuentes son estas creencias y… ¡más útiles han sido para llegar hasta ahí! Siempre, los pensamientos se mantienen porque tienen una utilidad -aunque sea dañina para nuestro bienestar- nos sirven de coartadas para hacer o no hacer determinadas cosas y mantenernos en nuestra habitualidad.

La auto-exigencia, atender a los juicios ajenos, la valoración en el hacer, son prácticas habituales en las organizaciones donde los managers confían más en reconducir a los demás según sus propias expectativas, restringir su comportamiento y condicionar el comportamiento para conseguir los objetivos que en la confianza en las personas, las respuestas ágiles a la incertidumbre y en la aceptación de la valía de las personas para alcanzar resultados extra-ordinarios. Relativicemos, ni todos los managers actúan igual ni todas las organizaciones están en el mismo nivel evolutivo.

Mucho se habla hoy en día de “queremos personas”, “valoramos a las personas”, “buscamos el talento”, pero esto pasa por cambiar las prácticas organizacionales de liderazgo y feedback a las personas.

Así que sí, las organizaciones tienen que facilitar a sus managers una reflexión activa sobre los paradigmas desde los que lideran a sus equipos. Si tratas de dirigir desde tu miedo, tus defensas y tus juicios descalificantes sobre los demás, difícilmente podrás “liderar personas”. Como reflejan los estudios sobre el tema, lo que harás será precisamente desmotivar y desenganchar a personas que entraron con todas sus ganas de aportar y conseguir resultados. La consultora Otto Walters encuestó a más de 1.200.000 empleados de 52 compañías encontrando que:

  • 6 meses bastan para que la moral de un nuevo empleado baje un 85%

En Psicología Coaching trabajamos con muchos managers que no están preparados para liderar y también con muchos managers que no pueden soportar la presión a la que están siendo sometidos por sus jefes superiores, no por la tensión del trabajo, sino por los modos en los que plantean el como ellos están consiguiendo los resultados.

Hay una gran labor que hacer: entrenar a los managers a pensar para liderar. No es solo lo que haces sino, lo más importante, desde dónde lo haces.

Y dejadme que cite al excepcional Rafa Nadal. Da lo mismo cómo vaya el partido si está perdiendo o ganando, siempre ¡¡ES!!, siempre se centra en cómo juega, siempre piensa en ganar, en hacerlo bien. Y, luego gana. Pero primero está su estrategia de pensamiento:

no se fija en lo que hace sino en su propia capacidad para hacerlo.

La toma de consciencia sobre cómo pensamos, sobre cómo estamos siendo es previa al hacer. Lo que conseguimos en nuestros procesos de Psicología Coaching es facilitar que el manager se de cuenta de cómo está pensando sobre quién es ante el reto más que qué está haciendo ante éste. Por eso nuestros procesos son tan potentes porque no se trata de “¿qué vas a hacer?” sino desde “¿dónde lo vas a hacer?”

Esa toma de consciencia puede que te  “enfade”, rompe tus esquemas, cuestiona la “zona de habitualidad”, te lleva a cuestionarte  si ¿realmente quieres conseguir resultados extra-ordinarios?” y ¿lo quieres hacer desde la excelencia, la confianza en ti mismo y la convicción de que eres un gran jugador o desde la exigencia de o gano o no soy nadie?

Pocas opciones quedan si tu respuesta es la segunda. Pero, si es la primera, ahh!!!, entonces toca revisar tus estrategias de pensamiento, definir tus logros, auparte en el proceso y vivir la aventura de moverte hacia los resultados extra-ordinarios que quieres.

Cuestionar las propias creencias, cambiar las perspectivas, revisar la lógica de nuestro pensamiento, es un reto de enormes dimensiones cuando te lo planteas como un trabajo individual, ésta es una de esas situaciones en las que el apoyo técnico de un profesional, de un Psicólogo coach, marca la diferencia. En caso contrario sigue haciendo lo mismo,… obtendrás lo mismo.

EMOCIONES CAPACITANTES

cita con los lectoresSí, porque las emociones nos capacitan para un tipo de acción u otro. ¿Quieres saber más? Te invito a una tertulia muy especial, un encuentro con los lectores de mi libro “Emociones capacitantes. Su gestión en el coaching, el liderazgo y la educación” Será muy especial.

AUTOLIDERAZGO, «El arte de elegirse»

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¡¡Un tema apasionante!! de lo más apasionante: ¿elegirme?, de verdad ¿puedo decidir qué clase de persona quiero ser?

De eso va el autoliderazgo, de decidir qué clase de persona quiero ser, cómo quiero enfrentarme a los desafíos de mi vida, cómo quiero relacionarme conmigo mismo y con los demás.

¿Crees que está en tu mano o que es algo que se te escapa?

¿Cuántas veces has oído o te has dicho a ti mismo “Es que yo soy así” o “Así me parió mi madre”.

Todos hemos oído frases así, sin embargo, no son ciertas, no somos así, no nacemos hechos, sino que nos hacemos. Estas frases son sólo  una excusa para no hacer nada, para quedarnos cómodamente instalados en nuestra zona de habitualidad,… aunque esto nos haga infelices. No está escrito, no somos “así”, podemos elegir cómo ser, cómo sentir, cómo actuar, en definitiva, cómo vivir. Las personas somos la construcción que nos hacemos. Claro que es habitual que vivamos en modo inconsciente, automático, sin cuestionarnos siquiera cómo somos y lo que es peor, que demos por sentado que las cosas son así.

El autoliderazgo es uno de los términos clave en el desarrollo de personas, cada vez más utilizado y, cada vez, con más peso, tanto en el mundo empresarial, como en el desarrollo personal, debido a las enormes repercusiones que tiene.

En los últimos años en el ámbito del desarrollo de Personas y en el de los RRHH, el concepto de liderazgo ha tenido un gran protagonismo ya que se ha convertido en el nuevo y más relevante paradigma en la dirección de las personas. Lo que se ha podido contrastar  a lo largo de los años es que el liderazgo se nutre, no de unas competencias técnicas, sino de la capacidad que tenga el líder, para, primero, liderarse a sí mismo y, en segundo lugar, estar disponible, para liderar a otros, estamos hablando de inteligencia emocional.

¿Qué es el autoliderazgo?

El autoliderazgo es la capacidad que tengo como ser humano para darme cuenta de quién soy, cuáles son mis fortalezas y mis áreas de desarrollo y, desde ahí, impulsarme y automotivarme hacia las metas que me planteo y, como consecuencia, actuar para conseguirlo. En definitiva, es la capacidad que tengo de elegir como ser, estar, sentir y hacer en mi vida.

El autoliderazgo es algo que incumbe a todas las personas, independientemente de su posición profesional o su situación personal, ya que tiene que ver con la capacidad de gestionarse a sí mismo.

Es un proceso dinámico en el que nos planteamos metas sobre nuestro ser y no tanto sobre nuestro hacer. Y, a continuación, vamos ajustando nuestro progreso en función del feedback que recibimos de nuestro avance hacia esas metas y las conversaciones que tenemos con nosotros mismos sobre nuestra capacidad para alcanzarlo. Y todo eso con equilibrio y bienestar personal. Un concepto nuclear en este proceso es la autoestima.

¿Qué tiene que ver con la inteligencia emocional?

La teoría de la inteligencia emocional que con tanto éxito divulgó Howard Gardner nos ha abierto nuevas posibilidades para comprender a las personas. Dentro de la inteligencia emocional se identifican las competencias intrapersonales, que tienen que ver con cómo me hablo a mí mismo y cómo me conozco y gestiono y las competencias interpersonales que nos capacitan para relacionarnos con los demás: cómo me lidero, gestiono los conflictos, negocio, trabajo en equipo, entre  otras.

¿Qué beneficios tiene?

El autoliderazgo implica autoconocimiento, autoestima, y también coherencia con uno mismo. Los beneficios para la persona tienen que ver con el bienestar, el “fluir”, la calidad de vida, en definitiva, con estar en coherencia conmigo mismo y, como resultado, encontrarme bien. Muchos hablan de ser feliz.

¿Qué diferencia a alguien que se autolidera?

La primera característica que resulta más notable es que se muestra responsable de sus elecciones y de sus resultados. Un ejemplo: un alumno puede responder ante un resultado de suspenso de un examen echando la culpa al profesor. Un alumno que se muestra auto-líder, se siente responsable y atribuye su suspenso a que no ha preparado correctamente el examen. Y esto nos lleva a una segunda característica que es que entiende los errores como tales, resultados a mejorar y no como fracasos personales. Cuentan que a Thomas Edison le dijeron que había fracasado más de 1000 veces al hacer la bombilla. Y él respondió: “No, no he fracasado, he descubierto más de 1000 formas de cómo no hacer una bombilla”. Y podemos decir que una tercera característica es que se valoran, se sienten capaces de conseguir sus metas.

¿Cuáles son los aspectos clave?

La Teoría de la Inteligencia Emocional señala 5 competencias claves del autoliderazgo:

  • Autoestima: conocerse a sí mismo. Valorarse. Reconocer errores y aprender a aprender de ellos. Tener confianza en sí mismo.
  • Rediseño de nuevos Modelos Mentales: descubrir creencias limitantes. Reemplazarlas por creencias capacitantes.
  • Objetivos claros: que el objetivo sea siempre la brújula en las travesías. Coordinar estrategias y acciones para concretarlo.
  • Aplicación de la Inteligencia Emocional: autodominio y manejo del mundo emocional.
  • Flexibilidad: para lograr una visión global de las situaciones y poder cambiar en el momento preciso.

¿Se puede aprender?

El autoliderazgo es una competencia aprendida, modelada en gran parte por otras personas que sirven de modelos de cómo actuar. Desde la infancia y, a lo largo del proceso de socialización, el cómo los padres y maestros nos refuerzan nuestros logros, nuestra autonomía y nuestra estima, va a ayudarnos a desarrollamos el equilibrio personal necesario para ser nuestro propio líder. En la adolescencia, somos ya capaces de elegir nuestros modelos entre amigos y referentes que nos sirven de guía para elegir cómo ser. Posteriormente el entorno educativo y, especialmente el profesional, van a tener un especial peso en que nos sintamos capaces y desarrollemos nuestro autoliderazgo. Como una competencia de la inteligencia emocional, nunca se termina de desarrollar, siempre se puede desarrollar más y más.

¿Cómo se aprende?

Hay tres áreas en las que se trabaja el autoliderazgo para desarrollarlo y que son consecutivas:

  1. La primera es el Conocerme, que consiste en mirarme a mí mismo, identificar mis cualidades, fortalezas, áreas de mejora, y aceptarme. La autoestima, es decir, la valoración que me doy tiene que ser alta. Si no me valoro no voy a ver capaz de hacer nada. Y desde luego no seré capaz de liderar a otros. Por lo tanto hay que trabajar estos tres aspectos: autoconocimiento, aceptación y valoración
  2. La segunda es el Gestionarme, es decir, manejar la inteligencia emocional de acuerdo a mis objetivos, aprovechando siempre el feedback y el aprendizaje. Tendría que ser proactivo en vez de reactivo y tomar las riendas de mis acciones, en vez de esperar a ver lo que ocurre. Tiene mucho que ver con el aprendizaje, con las ganas de evolucionar y cambiar y con el fenómeno de resiliencia, la capacidad de reponerme ante las situaciones difíciles en las que me veo inmerso. Aquí hay que trabajar aspectos muy cognitivos como: la definición de objetivos, el aprendizaje en base a la experiencia, la definición que hago de fracaso y éxito; y también aspectos más emocionales como ¿cómo me siento con ello?
  3. La tercera es el Motivarme, el ser capaz de concentrar la energía para alcanzar los objetivos que me planteo.

¿Se aprende?, ¿Hay cursos de autoliderazgo?

Sí, se aprende. Hay talleres para trabajar las tres áreas que hemos comentado: conocerse, gestionarse y motivarse. Cada vez es más demandado por las empresas y personas que quieren evolucionar en la calidad de su vida, en gran parte debido al impacto en la automotivación, que suele redundar en diferentes índices de gestión. Aunque también, tiene otros efectos, como la actitud positiva, fruto de la mejora de la autoestima y el equilibrio y satisfacción personal.

Personalmente imparto talleres con esta finalidad actualmente con un impacto extraordinario. Y no sólo a demanda de empresas sino de profesionales a título personal. Otra forma de desarrollarlo,  de alto impacto, más individualizada es mediante procesos de Coaching ejecutivo.

Impartiré mi próximo taller el 27 de septiembre para CIVSEM. Ya cinco años haciendo propuestas, transmitiendo energía  y capacidad a cientos de personas.

En cualquier caso, es una cuestión de aprender a pensar de forma eficiente sobre mí mismo, desde las características diferenciales que me hacen único, y con el fin de alcanzar lo que me propongo.

Estas son algunas de las respuesta en la entrevista que me han hecho en Gestiona Radio a propósito del “Autoliderazgo”.

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Confucio escribió en El Gran Aprendizaje:

“Los ancianos que desean mostrar al mundo sus caracteres refinados, primero deben ordenar sus estados. Aquellos que desean ordenar sus estados deberían primero regular sus hogares. Aquellos que desean regular sus hogares, deberían primero cultivar su persona. Aquellos que desean cultivar su persona, primero rectificarían sus mentes. Aquellos que querían rectificar sus mentes, primero buscarían la sinceridad de sus voluntades. Aquellos que buscaban la sinceridad de sus voluntades, primero ampliarán sus conocimientos. La ampliación de los conocimientos depende de la investigación de las cosas. Cuando se investigan las cosas, el conocimiento se amplía, cuando el conocimiento se amplía, se adquiere la seguridad de la voluntad; cuando se adquiere la seguridad de la voluntad, la mente se rectifica; cuando la mente se rectifica, se cultiva la persona”.

 

 

la responsabilidad de un directivo

ethics-9651La noticia de que la fiscalía francesa va a procesar a los directivos de France Telecom por los suicidios de 58 de sus trabajadores, nos trae un importante debate, ¿Cuál es la responsabilidad de la empresa en el bienestar de sus trabajadores?

Es un tema de gran actualidad sectorial donde han aparecido numerosos eventos y premios que tratan de poner el foco en las buenas prácticas de la empresa para favorecer el bienestar de los empleados, algunos lo llaman felicidad, otros saludable, otros zen, otros emociones, el caso es que si que hay un importante interés en hacer de las empresas espacios más confortables para sus trabajadores. La tendencia al “wellness” enlaza con la creciente demanda social del cuidado personal.

Veanse a modo de ejemplo los premios empresariales de:

Observatorio de RRHH: Obhttp://www.observatoriorh.com/premios/entornodetrabajosaludable/

Adecco: http://estaticos.elmundo.es/documentos/2016/05/06/premio_zen_adecco.pdf

Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=6074

Todas estas iniciativas tratan de ofrecer al empleado técnicas para llevar mejor su día a día y, a veces, de forma simplista o simplemente simpática o apelando a valores de alto impacto social, como la solidaridad, consiguen un clima positivo en la empresa, al menos mientras dura el recuerdo de estas actividades. Para algunas grandes empresas este tipo de actividades son la bandera de sus políticas de conciliación y bienestar. Sin embargo, el alcance del bienestar no significa realizar prácticas de mindfulness para reducir la tensión del trabajo, ni contar con espacios físicos en los que descansar en la oficina, va mucho más allá, tiene que ver con las emociones que se provocan y mantienen en las empresas a través de los comportamientos de sus directivos y trabajadores y enlaza directamente con los comportamientos de los directivos de Telecom.

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¿Cómo actuaban estos directivos? La frase de “por la puerta o por la ventana”que a modo de lema utilizaba Didier Lombard, el ejecutivo que en 2006 se hizo cargo de la reconversión de France Telecom, para reflejar el cómo iba a deshacerse de  22.000 trabajadores y trasladar a 14.000 más, es mucho más que un comportamiento tóxico, y va mucho más allá de la gestión desalmada, que considera el beneficio económico lo único, no sólo muestra una desconsideración absoluta a la vida de otras personas, sino que lo hace con la condición de conducta antisocial, es decir, de comportamientos deliberados que ponen en peligro la sociedad.

La connivencia de los mandos implicados con la consigna clave se entiende muy bien con los famosos experimentos de Milgran que documentaron cómo las personas aceptan obedecer instrucciones, aunque éstas supongan lesionar a otras personas, simplemente por obediencia a la autoridad. Un 65% de las personas que participaron en los experimentos llevaron al límite el castigo inflingido a otra persona.

La ética en los negocios es algo que cada vez se enseña más en las escuelas de negocio.

Las empresas se deben a sus accionistas, pero también se deben a la sociedad en la que se integran y a los trabajadores que las conforman.

Los beneficios a corto plazo y los bonus vinculados al daño a otros, como era el caso de Telecom donde la prima del mando estaba vinculada al número de bajas, son conductas que atentan directamente contra el bienestar de sus trabajadores.

Tal vez no con esa nitidez, alcance, dureza y propósito deliberado, pero sigue habiendo empresas que utilizan prácticas como las que ahora se consideran prácticas delictivas, tales como cambiar repentinamente el puesto de trabajo, modificar los objetivos, quitar la mesa y la silla de trabajo, desvalorizar al trabajador, amenazar continuamente con que si no se cumplen los objetivos se puede prescindir de él, prohibir el opinar o disentir, embroncarle públicamente, trasladar como castigo el puesto de trabajo a grandes distancias o a puestos que ningunean su cualificación profesional, la amenaza continua de “estás en la lista”… del despido, del ere, del traslado,… ¿A alguien le suena?.

Estos no son métodos tóxicos, son prácticas que denigran la dignidad de las personas y las arroja directamente hacia el nivel más bajo de la Pirámide de Necesidades que definiera Maslow, a la mínima subsistencia. En el caso de Telecom la continua presión y amenazas, no sólo les llevaba a perder la cobertura de las necesidades de auto-realización, pertenencia, reconocimiento, seguridad, supervivencia, sino a perder la confianza en sí mismos como personas capaces de tomar decisiones sobre su vida y de ahí, desde la desesperación y el miedo, a la crisis de ansiedad, las enfermedades psicosomáticas, acreditadas en gran número y los suicidios, ni más ni menos que ¡¡58 en tres años!!. Pocos asesinos en serie cuentan con una cifra de muertes similar en su haber.

Quienes piensan que el terror y la amenaza son estrategias adecuadas para incrementar los objetivos, y de paso la sumisión, desconocen la naturaleza humana.

Las personas somos más productivas cuando estamos en estados de “flow”en los que disfrutamos con lo que hacemos porque tiene sentido para nosotros más allá de la mera tarea. El famoso compromiso que ahora se busca en las empresas no puede conseguirse desde la coacción y la amenaza, sino todo lo contrario, desde el disfrute con el reto, bien entendido que eso no es estrictamente felicidad, sino fruto de la coherencia de la persona con la finalidad de lo que hace, el para qué sirve, algo que en una sociedad donde las cadenas de producción han pasado a la oferta de servicios es clave.

Es una gran notica este procesamiento porque pone el foco precisamente en que no todo vale y que las repercusiones sobre las personas y la sociedad de las acciones de los ejecutivos empresariales pueden también ser delitos que lleven a los que las toman a ser procesados y previsiblemente condenados por atentar contra la vida de las personas.

Sería deseable que no hubiera que llegar al castigo legal para frenar estas prácticas sino que el respeto y la consideración a las personas estuviera en el ADN de las empresas. Por mucho que formemos a los nuevos líderes empresariales en prácticas responsables con las personas (y, en definitiva, con los sistemas en los que se integran las organizaciones) aquel que tiene el poder de decisión es clave, ¿qué clase de persona es?

Al final hay una verdad, las empresas no son entes abstractos, sino grupos humanos donde la coordinación de acciones, el compromiso y la confianza permiten alcanzar los objetivos que se proponen y la cualidad de esto la marcan sus líderes. Si se fomentan espacios emocionales que generan confianza y seguridad, las personas tienen más posibilidades de comprometerse y convivir de una forma positiva, amigable, algo que todos buscamos como parte de nuestro bienestar. He ahí la responsabilidad de los que lideran grupos de personas, llevarles al máximo rendimiento con el máximo bienestar, una «eficiencia sostenible», ecosistémicamente responsable. Ojalá que estos hechos, sirvan de punto de no retorno para que nunca más se permitan, acepten o realicen prácticas similares.

YO ESTARÉ ALLÍ

LOGO-CONGRESO RRHHSoy miembro del Comité Organizador del CONGRESO INTERNACIONAL DE PSICOLOGIA DEL TRABAJO Y RECURSOS HUMANOS, con el lema «comprometiendo personas y organizaciones» que tendrá lugar en Madrid el 2 y 3 de junio y quiero invitarte a que te inscribas YA para reservar tu asistencia porque…

  • Ya lo han hecho más de 400 profesionales de RRHH.
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Una oportunidad inigualable para que todos aquellos que trabajamos en RRHH y aplicamos la psicología nos encontremos.

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Nos unirá el «yo estuve allí», People who learn. Networking, Who is who.

EL MANUAL DEL COACH

cubierta manual coach 4El libro imprescindible para conocer en qué consiste el coaching y practicarlo con eficiencia.

Este libro es una guía práctica para que un coach comprenda la naturaleza y el alcance del potente método que es el coaching, conozca los procesos implicados en el cambio y la acción que requiere el coaching eficaz, y adquiera diferentes técnicas con las que enriquecer y adaptar su capacidad de acompañamiento a las necesidades del cliente.

El Manual del coach. Acompañar para obtener resultados extraordinarios. es «el libro de referencia en coaching de habla hispana». Así lo calificó su prologuista el Dr. en Psicología y coach MCC de ICF Alfonso Medina Fermín.

Está dirigido a los profesionales que utilizan el coaching para «acompañar» a su cliente a que alcance sus objetivos, reconociéndole todo el poder y recursos para alcanzar sus retos y que aplican la metodología de coaching con una mínima directividad.

El libro deja claro el primer aspecto diferencial de un coach: su posicionamiento frente al cliente. El respeto a la persona, el reto que se plantea, el proceso que sigue para alcanzarlos, su ritmo y compromiso con la acción, son esenciales en este rol.

En él se describen los fenómenos que se desarrollan a lo largo del proceso de coaching, fenómenos que tienen que ver con la percepción que tenemos de la realidad, el procesamiento de la información que hacemos y la disposición a la acción. Tienen una especial relevancia las técnicas conversacionales que marcan la diferencia en la comunicación de coaching. Se describe el proceso de acompañamiento paso a paso, cuáles son los retos a los que se enfrenta el cliente en ese momento y las posibles actuaciones del coach en cada fase.

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libro práctico, riguroso y didáctico, escrito desde el conocimiento científico de la mente humana, una interpretación integradora de las diferentes líneas de coaching y la práctica de varios miles de horas en procesos de coaching de la autora. Fundamenta y explica el proceso en todas sus facetas: desde el coach, desde el cliente y desde el propio proceso que tiene lugar.

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Este libro pone en valor al coaching como método para alcanzar resultados extra-ordinarios, sistematizar su práctica con el rigor y las evidencias que aporta la fundamentación psicológica que explica los procesos implicados en el cambio, necesarios para conseguir esos resultados y mostrar la intensa preparación y dominio técnico que un coach necesita para acompañar en sus procesos de coaching.

«Es el manual con el que yo hubiera querido contar cuando me formé en coaching y que querría tener siempre como libro de consulta para afianzar y mejorar mi práctica de coaching».

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