Entorno incierto, dificultades, limitaciones, lo llaman “crisis”
Es un hecho que para muchísimas personas hoy en día es más difícil salir adelante, ganarse la vida, casi sobrevivir. Es un hecho que es más complicado conseguir contratos, ganar clientes, ofrecer servicios. Pero esta situación no deja de ser un escenario en el que nos movemos. Nuevo escenario, nuevas necesidades, nueva forma de actuar. Son necesarias nuevas capacidades. Siendo un poco darwinistas podríamos pensar que sólo los que se adapten al medio y generen nuevas capacidades, funciones o comportamientos serán capaces de sobrevivir con éxito. Puede que este escenario esté pidiendo más de nosotros mismos, más de nuestra capacidad de ser tanto como de nuestra capacidad de hacer. Puede que este escenario negativo sea, al igual que ocurre con el revelado de fotos, el origen del lado positivo de la imagen.
Tal vez se deba a estas necesidades la ingente oferta de servicios relacionados con el bienestar: talleres de desarrollo personal, libros de autoayuda, conferencias motivadoras y lo más numeroso, el coaching. Ofertas variadas, a veces pintorescas, ofertadas por todo tipo de perfiles profesionales que llaman la atención sobre un hecho importante: la necesidad de las personas de empoderarse y sentirse capaces de manejar su situación.
En un marco de rigor científico, la Psicología Positiva (esa gran desconocida por muchos que piensa que la psicología sólo es para quien tiene problemas) estudia y desarrolla aquello que hace que las personas nos sobrepongamos a nuestros problemas, tengamos fuerza para iniciar nuevos retos y persistamos hasta conseguir nuestros objetivos: emociones positivas, pensamientos positivos, fortalezas, proyecto de vida.
Una fortaleza es la “Capacidad natural para pensar, actuar y sentir de una manera que permite el funcionamiento óptimo y el rendimiento en la búsqueda de resultados valorados” (Linley y Harrington, en prensa )
Las fortalezas: sabiduría, coraje, humanidad, trascendencia, moderación y justicia, nos empoderan, nos hacen sentirnos dueños de nuestra vida y hacen que ésta tenga significado para nosotros.
Dice Rafael Echevarría en “Ontología del lenguaje” que “El atributo fundamental de los seres humanos es su capacidad de actuar y, a través de ella, su capacidad de participar en la generación de sí mismo y de su mundo” Cierto, al hacer configuramos nuestro mundo, pero para hacer es necesaria la fuerza que dimana de nuestras fortalezas. Desde el desánimo, la negatividad, el miedo o la ira, desde el pensar que “no se puede hacer nada”, o que ”no soy capaz de conseguirlo” difícilmente tendré una capacidad de actuar adaptada a las demandas de este entorno tan exigente. Con fortalezas más trabajadas, mayor capacidad de acción.
Como dice el Dr. Martin Seligman «Las personas llevan escrito un SI o un NO en su interior, y eso lo define todo. Lo importante es que puede cambiarse”
Veamos un sencillo ejemplo del entrenamiento mental de la psicología positiva que se lleva a cabo en una sesión de coaching para rebatir pensamientos positivos:
Adversidad: Mi jefe me ha dicho en la reunión que lo he vuelto a hacer mal.
Creencia: Me la tiene jurada, me considera poco inteligente y encima mis compañeros también piensan lo mismo.
Consecuencia: Me he sentido inútil, avergonzado e incapaz.
Rebatimiento: El hecho de que el jefe me haya dicho que lo he vuelto a hacer mal no significa que piense que soy poco inteligente. Se ha referido a algo que he hecho, no a cómo soy yo. Además, el jefe siempre es igual con todos, nos suelta lo que piensa sin más. Por otro lado, su trabajo es estar pendiente de que estén bien hechas las cosas.
Resolución: No me siento inútil, ni avergonzado ni incapaz.
Esta secuencia tan sencilla de mostrar en realidad es complicada y laboriosa de conseguir, de ahí la importancia del papel de un coach que sepa guiarla.
Para hacer, primero ser, o tal vez ser siendo mientras se hace. Lo importante es trabajarnos el ser al igual que nos trabajamos el hacer, porque de aquel se consigue esto.
Las claves para el desarrollo de nuestro ser, son tomar consciencia de nuestros pensamientos, emociones y fortalezas y trabajar su desarrollo, en definitiva al igual que entrenamos nuestro cuerpo, entrenar nuestra mente para el éxito.
Archivo de la etiqueta: psicología positiva
EMOCIONES CAPACITANTES. APRENDER A GESTIONARLAS
Emociones capacitantes sí porque las emociones nos capacitan para la acción. Su papel motivacional es tan importante como su función. Las emociones nos permiten valorar lo que ocurre, interpretarlo y actuar en consecuencia.
Pero ¿cuáles son las emociones?, ¿qué me permiten hacer?, ¿puedo elegirlas?
Importantes preguntas que nos hicimos en mi promoción de coaches al acabar la certificación. Preguntas sin respuestas en ese momento, y que me llevaron a investigar y experimentar, desarrollando un modelo sencillo y operativo no sólo para el trabajo en coaching sino para el desarrollo de personas en sus diferentes facetas, liderazgo, educación, convivencia.
Un modelo de trabajo con las emociones fundamentado en la función de las emociones y su papel en la “forma de ser” y comportarse de las personas, que permite conocer y comprender su función para gestionarlas con más facilidad, y conseguir una mayor capacidad de acción y un mayor bienestar personal.
Dado que el coaching facilita acciones diferentes, trabajar las emociones en las que se fundamentan las nuevas acciones se convierte en una técnica esencial para el coach.
El modelo de emociones capacitantes se caracteriza por su carácter integrador, sistémico y práctico que convierten a sus propuestas en una guía útil para que los Coaches puedan facilitar emociones capacitantes a sus coachees.
Es fruto de una exhaustiva revisión bibliográfica, del trabajo con focus group y la experiencia acumulada en el ejercicio del desarrollo de personas. Cada emoción es abordada de forma multidimensional contemplando a la persona como un sistema en sí misma, y teniendo como foco principal a qué responde la emoción, y las posibilidades de acción que genera. Con ello se clarifica el papel de las emociones y se consigue un marco operativo sencillo para entenderlas y gestionarlas, que es especialmente útil en el coaching.
El modelo de emociones capacitantes constituye una guía esencial no sólo para comprender y gestionar las emociones de forma funcional, sino para aprender a generar emociones adecuadas a los objetivos que nos planteamos.
Su valor en los procesos de coaching es especialmente significativo ya que lo que una persona termina haciendo, tanto en fondo como en forma, está fundamentado en una emoción, y así lo ha reconocido la ICF valorando mi curso con 13,5 créditos como CCE (Continuing Credit Education) para la renovación de la acreditación como coach.
Si quieres conocer cómo trabajar con él, apúntate al curso que imparto los días 3, 10 y 17 de mayo. Puedes tener más información hablando con mpineiro@lider-haz-go.es, 627 997 986
EL MANEJO DE LAS EMOCIONES EN EL COACHING
Si hay un reto pendiente en el ejercicio del coaching es sin duda el manejo de las emociones. Y no sólo porque las escuelas hablan de los tres dominios: cuerpo, lenguaje y emociones, pero se centran en el lenguaje, sino porque las personas tenemos un conocimiento culturalmente muy difuso sobre las emociones, los sentimientos y cómo nos afectan y podemos gestionarlos. Y para generar más confusión se tiende a hablar de las emociones como de algo positivo o negativo que hay que buscar o eliminar de la vida. ¡Qué gran desconocimiento!
Los días 8, 15 y 22 de febrero impartiré un curso “Habilidades y técnicas para el manejo de las emociones en el Coaching” Las emociones en el coaching. Con el cuerpo, la mente y la acción en el coaching. Un programa de desarrollo de coaches, homologado por ICF, Más información : www.lider-haz-go.es, 627 950 435, mpineiro@lider-haz-go.es
EL SISTEMA PERSONA
Cuando has estudiado durante años a las personas, el cómo nos relacionamos con el mundo, el cómo procesamos la información, el cómo respondemos ante lo que nos ocurre, tienes más posibilidades de entender a la persona, comprender al extraordinario ser que tienes delante y trabajar desde un marco de comprensión y valoración. El estudio de la persona nos permite entender a la persona en su conjunto como un sistema, con el concepto que propongo de “sistema-persona” en el artículo publicado en la revista de ICF nº 7 dentro de la separata de Capital Humano de este mes. Resulta gratificante ver cómo encajan las piezas del puzle, o mejor dicho, de los sucesivos puzles que a lo largo de la vida te van surgiendo, según vas aprendiendo, experimentando, viviendo. Psicología y coaching, más experiencia, más vida. Entiendes mejor cómo actúa el coaching cuando entiendes cómo pensamos las personas. Os invito a leerlo en las páginas 12 y 13
Cuadernos de Coaching 7: El sistema persona, páginas 12 y 13
OBSERVAR LAS EMOCIONES
Cualquiera que conviva con diferentes animales, perros, gatos, caballos puede apreciar con una nitidez tremenda el espectáculo de cómo responden a sus emociones. En ellos es visible el miedo, la confianza, la tristeza, la ira, el enfado, el asco, la alegría,…. Observas las orejas echadas para atrás del caballo y, en ese momento, te das cuenta de que no es de fiar, tiene miedo y tendrá reacciones defensivas, y puede incluso que llegue a atacarte para defenderse. En estos animales poco hay de pensamiento para ocultar, falsear, reprimir, desplazar sus emociones. Las expresan con una nitidez increíble.
Convivir con ellos y observar su lenguaje no verbal y sus reacciones es una fuente de aprendizaje fantástica puesto que muestran sus emociones de forma muy evidente. Luego trasladarlas al día a día y entender mejor a las personas es más fácil. Nos fijamos más en los pequeños movimientos de las orejas, de los ojos, de la cara, de las manos, del cuerpo en general. Y llegamos incluso a entender algunas de las reacciones de las personas comparándolas con las de los animales. Al fin y al cabo todos somos mamíferos y las emociones están en nuestra dotación genética con las mismas finalidades.
Aunque con las personas es mucho más complicado percibir una emoción. Se pueden mezclar emociones, se pueden manifestar de forma diferente, unas veces por la cultura, otras por el aprendizaje, otras por la costumbre y, sobre todo, se mezclan con el pensamiento, lo que puede hacer que se intenten ocultar, unas veces conscientemente y otras inconscientemente.
Aprender a distinguir las emociones en los otros forma parte de esa educación emocional que tanto necesitamos y que tan buenos resultados nos puede dar en nuestras relaciones. Observar y entender lo que les está pasando nos hace mucho más competentes para manejar las relaciones.
Y hay actividades profesionales en las que esta capacidad de percibir y comprender las emociones de los demás tiene un valor todavía mayor y llega a hacerse imprescindible, actividades en las que el desarrollo de personas es la finalidad: maestros, pedagogos, psicólogos, coaches, pero también líderes de equipos, directores de personas. Es difícil que puedas lograr lo mejor de una persona si su disposición emocional no es la adecuada para dar lo mejor de sí, así que ¿por qué no aprender a distinguir en qué disposición emocional está nuestro interlocutor? Seguro que se abrirán nuevas posibilidades a la comunicación, la relación y la acción.
LA LIBERTAD DE ELEGIR
Hace unos días en un foro de debate entre coaches (había unos 30), alguien se lamentaba de la pérdida de valores de la gente, de la necesidad de volver a los valores. Su idea fue secundada, “Sí, se han perdido los valores”, “la gente necesita recuperar los valores”, “si, sí, hay que volver a tomar conciencia”,…
El debate abierto me trajo a la mente una perspectiva diferente de la realidad social. Esa misma semana acababa de verme entera la magnífica serie de “Los pilares de la tierra” ¡lástima que sea tan corta y no dure más la recreación del libro! En ella se ve con claridad una sociedad aletargada bajo el dominio, el miedo, el dogma y el deber. La belleza de la historia, y la magia de sus protagonistas, mostraban también el eterno juego bipolar del hombre siempre fluctuando entre el bien y el mal, entre el varón y la mujer, entre el sometimiento y la rebeldía, entre el pasado y el futuro, entre el status quo y la innovación, entre la norma social y la elección personal, entre el individuo y el grupo.
La historia ubicada en el medievo, no estaba lejos de nuestro marco social. Ciertamente hemos cambiado dogmas y deberes, tenemos nuevos modelos, nuevos púlpitos, nuevos temores, renovadas amenazas, ahora masivos y constantes a través de los medios de comunicación. Y sin embargo…
Creí llegado el momento de discrepar. Para mí era evidente, nunca como ahora las personas, -y elijo la palabra persona para resaltar el valor del individuo-, en vez de un genérico difuso como gente, las personas estamos tomando consciencia de nuestra propia naturaleza, de lo que somos como seres vivos.
Nuestra sed de conocimiento no sólo es científica, o restringida a unos pocos individuos exploradores o doctos. De una forma general, masiva, se palpa las ganas de conocer las respuestas a por qué reacciono así, por qué me siento así; de aprender nuevas formas de actuar ¿qué hago para sentirme mejor?, ¿cómo puedo comunicarme mejor?, ¿cómo puedo liderar a mi equipo?, ¿cómo educo a mis hijos para que sean autónomos y felices?; yo mismo, ¿puedo ser más feliz?
Pienso que estamos viviendo un momento excepcional en el desarrollo de la consciencia sobre nuestra naturaleza, queremos saber más de nosotros mismos, de lo que nos mueve a hacer o nos paraliza, de lo que nos hace sufrir o nos llena de capacidad, nos empodera para conseguir lo que queramos, nos hace sentirnos personas “poderosas” como dice la gran Leila Navarro.
Lo que hemos aprendido y lo que de verdad es importante para una persona, no son los modelos sociales, culturales, religiosos, ni los valores de antaño, ni los nuevos valores, ni los valores de otros. Lo que importa es sentirte libre. Y la única libertad que tenemos las personas es la capacidad de elegir cómo sentirnos ante lo que nos ocurre, que tan magistralmente transmitió Vicktor Frankl (1905-1997) en su libro El hombre en busca de sentido. Es algo que ya afirmaban los clásicos. Es ahora cuando las personas nos estamos haciendo conscientes de nuestra capacidad para conocer nuestra biología, nuestra forma de sentir, nuestra forma de pensar, nuestra forma de actuar y de cómo cambiarlo a voluntad.
El mismo desarrollo exponencial del coaching lo avala. La demanda y la oferta no dejan de crecer. La oferta de información en psicología positiva es ingente.
Si en algún momento de la historia de la humanidad ha habido una voluntad por ser conscientes de lo que somos de una forma masiva, creo que es ahora. Si en algún momento de la humanidad, las personas nos esforzamos por elegir nuestra vida y cómo vivirla es ahora. Si en algún momento de la humanidad nos sentimos libres para elegir nuestros valores es ahora. No deja de ser una creencia. Lo que para mí es una evidencia es lo que demandan mis coachees y lo que logran con su trabajo en el coaching: Ser conscientes de que pueden elegir.
POR QUÉ LA FELICIDAD ES UN SENTIMIENTO TAN DIFUSO
Las emociones son estrategias de respuesta automática ante lo que nos ocurre. Los estudios de la psicología positiva indican que las emociones negativas nos avisan de que hay un peligro, o no hemos conseguido una meta. La experiencia también nos lo dice. Si tengo miedo probablemente me esté sintiendo en peligro. La ansiedad y el stress con el que afrontamos muchas veces el día a día son indicativos de que nos estamos sintiendo incapaces para conseguir algo o resolver algo, de que afrontamos la relación con una persona como potencialmente dañina para nosotros, tal vez un jefe, tal vez un compañero, tal vez un familiar. Estas emociones son respuesta a un peligro y por lo tanto son
rápidas, requieren una respuesta concreta porque su papel es ese precisamente
alertarnos para que hagamos algo ante lo que pasa. Sin embargo, es muy
frecuente que no seamos conscientes de ellas y que nos acostumbremos a “vivir
así” y lleguen incluso a hacerse permanentes. Y hablamos de stress, de
depresión exógena,…
Las emociones positivas, y los sentimientos como la
felicidad no se originan en que percibamos un peligro y por lo tanto pueden ser
más lentas, más difusas.
También son más difusas en cómo se reacciona ante ellas. Si una emoción negativa empuja a una acción precisa (saltar para alejarnos de un ratón, evitar hablar con esa persona, dejar sin hacer tareas que nos resultan desagradables porque nos parecen difíciles, o porque nos las ha pedido alguien a quien rechazamos,…), las emociones positivas no conducen a una acción concreta e inmediata. Son tan difusas que incluso nos cuesta darnos cuenta de
que las sentimos. De ahí que el aprendizaje emocional sea tan importante.
Aprender a distinguir nuestros sentimientos nos permite ser más conscientes de
lo que en realidad estamos percibiendo de nuestro entorno y de cómo nos sentimos
ante él: capaces o incapaces.
Ser conscientes de lo que sentimos, ponerle nombre, identificar en qué se origina, son habilidades que nos hacen más competentes, más capaces en nuestro día a día y eso redunda en unos resultados mejores y un bienestar mayor.
¿De 0 a 10 qué puntuación le das a tu felicidad?