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Feedback que transforma: de la corrección al cambio

Esta semana participé en el Summit de Factorial junto con Therapyside en Madrid en la mesa redonda sobre Cómo convertir el feedback en una herramienta de crecimiento y no en desgaste.

Tomás Otero abordó la visión más macro considerando el enfoque estratégico que elige darle la organización al fedback; Carla Ripa hizo un abordaje meso y, finalmente yo, me centré en el micro, en las conductas que tienen que ver con dar el feedback. Eso hizo que la triple perspectiva realzara la mesa y enriqueciera las aportaciones de la mesa presentada por Angela Rueda.

Y estos son mis apuntes con los que puedes hacerte una idea de mi intervención.

En primer lugar, me preguntaron por los errores al dar feedback. Y desde mi punto de vista, el primer error es mirar el error.

A menudo, cuando hablamos de feedback en las organizaciones, surge en nosotros una reacción de incomodidad cuando no de bloqueo o defensa. No porque el concepto sea negativo en sí, sino porque muchas personas lo asocian con experiencias donde se sintieron juzgadas o puestas en evidencia.

Como señala David Rock (2008) en su modelo SCARF, nuestro cerebro evalúa constantemente si una interacción amenaza nuestro estatus, certeza, autonomía, relación o sensación de justicia. Cuando el feedback se ofrece desde el juicio, el ataque personal, la comparación o la desvalorización, donde no llegas o lo que haces mal, activa en nosotros los sistemas biológicos de defensa, generando reacciones de lucha, huida o bloqueo. Nuestro cuerpo y nuestra mente se activan en modo defensa generando respuestas de lucha, huida o congelamiento. En este estado es difícil entender que se nos pide salir de nuestra zona de habitualidad y avanzar hacia un cambio de conducta. Desde ahí no aprendemos ni cambiamos, sino que nos protegemos. Lo sufrimos.

Por ello, pienso que el principal error que observo hoy en la cultura del feedback empresarial es que seguimos mirándolo como un acto de corrección, no de desarrollo. El feedback se convierte en un espejo que juzga lo que hicimos mal, en lugar de ser una ventana que abre posibilidades sobre lo que podemos hacer mejor.

En lugar de decir ‘esto estuvo mal’, podríamos decir: ‘¿qué podríamos hacer diferente la próxima vez?’. Ese simple giro transforma la respuesta. Pasamos del ‘esto no funcionó’ al ‘¿qué podemos hacer diferente?’. Y ahí aparece el cambio y compromiso, porque el foco ya no es el error, sino la posibilidad”

El feedback no debería ser un espejo que juzga, de hecho, ¡debería dejar de darse! Así de claro, porque lo importante no es lo que hemos hecho, sino lo que podemos hacer. Y para ello, es necesario crear un espacio psicológico seguro, donde el otro no se siente descalificado, sino invitado a participar en un espacio de co-creacción, compromiso y cambio de mejora.

Los cuatro pilares de la retroalimentación que impulsa el cambio

Seguridad psicológica
No hay transformación sin seguridad. Si la persona siente que su identidad está en juego, no escuchará el mensaje, sino que se protegerá de él. Crear un espacio seguro es fruto de la relación diaria, la trasparencia y la congruencia.

Escucha activa y empatía
No se trata solo de hablar, sino de escuchar lo que el otro tiene que decir. El feed efectivo no busca tener razón, sino generar conciencia compartida.

Compromiso de cambio
La retroalimentación tiene que servir para darnos cuenta de cómo estamos y de cómo tenemos que estar en relación a las necesidades de la organización, sea en conductas de relación, rendimiento o cumplimiento de las reglas.

Orientación al futuro
Cuando el feedback se centra en el pasado (“esto estuvo mal”), se ancla en el error. Pero si lo enfocamos en el futuro (“¿qué podríamos hacer diferente?”), abrimos la puerta a la posibilidad y al compromiso.  

Por ello, personalmente practico el feedforward siempre y en todo contexto. Ya no hay juicio, ni corrección, sino co-creación.

No se trata de suavizar los mensajes difíciles, sino de cambiar el punto desde el que hablamos con el otro o los otros, porque la retroinformación también tiene su sentido con el equipo. Así lo hacen los equipos de alto rendimiento.

“En definitiva, el feedback se centra en el pasado, el feedforward en el futuro. Es cocreación, no corrección. Y es ahí donde realmente se convierte en una técnica para el cambio (no solo de desempeño, también conductual), sino también de bienestar y conexión humana”

Otra de las preguntas que me lanzaron fue si había diferencias generacionales: distintos canales, un mismo propósito

Y sí, sí que las hay.

Esta pregunta pone el foco en algo que solemos pasar por alto: el feedback no es sólo lo que decimos, sino cómo lo entregamos. Y ese ‘cómo’ cambia habitualmente según la generación, la personalidad y la forma en que cada uno procesa la información.

Muchos managers me comentan que las personas más jóvenes que les dicen: ‘prefiero que me lo mandes por mensaje, así tengo tiempo para pensar y responder con calma’. Y otras, con más experiencia, les dicen justo lo contrario: ‘no me pongas eso por escrito, mírame a los ojos’. Es cierto que las generaciones más jóvenes suelen preferir feedback más breve, frecuente y digital, mientras que las generaciones mayores valoran espacios personales más reflexivos y presenciales. Personalizar la comunicación es, en cualquier caso, tarea del manager.

Como recuerda Will Schutz (1958) con su modelo FIRO-B, las personas difieren en su necesidad de inclusión, control y afecto. Adaptar el feed a esas necesidades no es debilidad, es inteligencia emocional interpersonal.

Sin embargo, demos un paso atrás, si estás creando una cultura de retroinformación continuada, tengan la edad que tengan o prefieran el estilo comunicativo que prefieran, tus colaboradores estarán abiertos a ella y no necesitarán ni pensarlo con calma ni desafiarte a que se lo digas a la cara.

Otra pregunta que me hicieron fue “¿Cómo manejar feedback difícil o negativo de forma constructiva?”

Cuando hablamos de feedback difícil, muchas veces lo que más efecto tiene no es lo que decimos, sino lo que el otro siente al escucharlo. Porque en realidad, cuando alguien recibe feedback, no escucha las palabras: interpreta amenaza o seguridad.

Cuando tenemos que dar un feedback difícil, lo primero es basarnos en hechos objetivos y concretos.

Lo segundo, prepararlo desde la empatía, no desde la corrección, ni mucho menos desde el reproche. No se trata de suavizar el mensaje, sino de crear un espacio de respeto y consideración a la persona, cuidando el vínculo para que el otro pueda recibirlo sin sentirse amenazado. No hay transformación sin seguridad psicológica, y no hay seguridad sin respeto y sin escucha.

Lo tercero, abrir un espacio generativo. Por eso, para dar feedback difícil la clave no es sólo preparar el mensaje, sino preparar el espacio. Un espacio psicológico seguro donde el otro no se sienta evaluado, sino acompañado. Donde pueda escuchar sin sentir que tiene que protegerse.

Por ejemplo: imagina que un colaborador interrumpe constantemente en las reuniones.

El mensaje es el mismo, pero cambia el punto de partida y el tono: de imposición a colaboración. Y ese pequeño cambio genera apertura en lugar de resistencia.

Podríamos decirle: ‘Tienes que dejar de interrumpir’. Directo, ¿verdad? Pero muy probablemente eso active la el modo defensa y el colaborador se resista al cambio.

En cambio, podríamos decir:

‘He notado que tienes muchas ideas y energía, y eso es valioso, el caso es que a veces interrumpes a otros compañeros y el grupo necesita más espacio para expresarse.

Te propongo buscar juntos una forma de canalizar tus intervenciones a la vez que participan los demás.

¿Cómo podríamos equilibrarlo?’

  1. Datos objetivos: Hechos, sin juicio, ni crítica, se busca la colaboración y el compromiso de cambio.
  2. El segundo paso es invitar a la reflexión compartida: preguntar cómo lo ve, qué necesitaría para cambiar esa conducta. Eso no sólo activa la responsabilidad, sino también el compromiso. Cuando alguien participa en la solución, ya no se siente corregido, sino acompañado.
  3. Conseguir el compromiso de acuerdo, cerrar con una visión de futuro: qué esperamos del próximo encuentro, cómo sabremos que estamos avanzando. Esa proyección convierte el feedback en una conversación viva, no en una sentencia.

En definitiva, dar feedback no debe ser corregir. Debe ser acompañar un proceso de conciencia y cambio eficiente. Y eso requiere tres cosas: preparación, neutralidad en el lenguaje y co-creación en la solución.

La última pregunta tuvo que ver con la generación de una cultura de retroalimentación en las organizaciones

Como he expuesto, no se trata de dar un mensaje duro o difícil, sino de crear una cultura de evolución y adaptación continua hacia la excelencia.

Y esto marca la diferencia, cuando has estado creando una cultura donde el foco está en la mejora, en la excelencia, en el funcionamiento óptimo de las personas, lo que incluye, por supuesto su bienestar y salud, abrir conversaciones de retroalimentación es lo habitual.

Las personas necesitamos y queremos saber cómo hacemos las cosas, dónde estamos, hacia dónde vamos. Las barras de progreso que se utilizan en las apps o la información de uso que recibimos de las redes alimentan esta necesidad.

Así que sí, cuando hemos creado esa cultura y nos preparamos actitudinalmente no sólo el contenido, la retroalimentación adquiere valor.

En mi experiencia, siempre funciona:

Conviértelo en una conversación periódica.

De nada sirve el feedback anual.

A la semana puede ser una periodicidad a tener en cuenta o cuando sea necesario

Nunca demores abordar un problema.

Cuanto antes mejor antes de que se enquiste o las consecuencias sean irreparables.

Habla de hechos, no de personas. Nunca puedes dar pie a que la persona lo viva como un reproche o un juicio personal.
No digas: «Eres desorganizado».
Di: «Hay tareas que no están entrando en el plazo previsto».

Céntrate en el impacto, no en la intención.
No importa si alguien “no quiso” causar un problema.
Importa el efecto que tuvo y cómo afectó.

Hazlo en privado, siempre.
Corregir en público no es formativo, es humillante.

Contextualízalo: cómo hacerlo mejor
El feedforward es una actitud de compromiso, no un reproche.

Pide feed también

¿En qué puedo ayudar? Es una pregunta generativa que sitúa la mejora en la colaboración.

El feedback continuo en equipo

Crea el hábito de orientarse a soluciones y mejoras y une al equipo en ese propósito.

Conclusión

El feedback no debe quedarse en lo que fue… sino que debe abrir lo que puede ser. La retroalimentación no debe ser una evaluación del pasado, sino una invitación a la excelencia en el futuro y eso pasa por practicar el feedforward.
 

“El feedback no debe ser una evaluación del pasado, sino una invitación a la excelencia en el futuro«

Referencias

  • Rock, D. (2008). SCARF: A brain-based model for collaborating with and influencing others. NeuroLeadership Journal, (1), 1–9.
  • Schutz, W. (1958). FIRO: A Three-Dimensional Theory of Interpersonal Behavior. New York: Rinehart.
  • McClelland, D. (1987). Human Motivation. Cambridge University Press.
  • Fernández Aguado, J. (2007). Liderar en tiempos difíciles. Madrid: LID Editorial.

Bienestar de uno mismo en las organizaciones. El autoliderazgo de los líderes.

Una de las dimensiones clave del ecosistema laboral son las propias personas que lo componen y sus competencias y capacidades para afrontar los desafíos del trabajo.

En este sentido, este artículo comparte los planteamientos que he desarrollado para una formación en autoliderazgo como punto inicial del desarrollo del liderazgo en entornos laborales saludables.

Saber cómo actuar con las personas es una de las demandas más frecuente de los managers. Porque dirigir tareas es fruto de competencias técnicas que suelen dominar, pero “liderar” a otros es algo complejo y siempre desafiante.

El desarrollo de la inteligencia emocional intrapersonal es la base sobre la que crecerá la capacidad de liderar a otros. Es uno de los aspectos que los managers pueden desarrollar para mejorar su bienestar personal, ahora bien, no perdamos de vista que estos comportamientos tienen que integrarse en un ecosistema laboral que promueva el bienestar de forma equilibrada para ser saludable y sostenible.

Hace algunos años la demanda de la formación de managers se centraba en cómo liderar a otros, sin embargo, la experiencia ha demostrado que antes de liderar a otros, primero hay que desarrollar el propio autoliderazgo.

Por eso, es importante que los managers desarrollen su inteligencia emocional intrapersonal, se conozcan y autorregulen.

Liderar a otros comienza, sin excepción, por saber liderarse a uno mismo. Esta verdad, a veces pasada por alto en entornos organizacionales sólo orientados a resultados, se ha vuelto cada vez más evidente con el avance de las neurociencias, la psicología positiva y el enfoque de la inteligencia emocional.

La inteligencia emocional

La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones y las de los demás. Su papel es fundamental en el liderazgo, ya que un líder emocionalmente inteligente puede crear climas laborales positivos, resolver conflictos, comunicar con empatía y motivar a su equipo.

La inteligencia emocional intrapersonal, es decir, la capacidad de conocerse y gestionarse a uno mismo, es la piedra angular del bienestar personal y organizacional.

La base del liderazgo saludable comienza por uno mismo. Antes de liderar a otros, un líder debe tener claridad sobre quién es, qué lo motiva, qué le distorsiona, cómo maneja sus emociones y cómo toma decisiones. Este proceso de introspección y autocontrol es lo que construye una base sólida sobre la cual se ejerce un liderazgo saludable.

Al fortalecer el autoliderazgo, no solo mejora el desempeño profesional, sino que también se potencia el bienestar personal y la capacidad para inspirar al equipo.

El autoliderazgo

El autoliderazgo no es una actitud positiva o una cuestión de voluntad. Es una competencia de la inteligencia emocional intrapersonal que se aprende, se entrena y se fortalece constantemente. Según Daniel Goleman (1995), autor clave en el campo de la inteligencia emocional, liderar implica tres competencias clave: autoconsciencia, autogestión y automotivación. A partir de su desarrollo, luego se puede empatizar, comunicar y guiar con eficacia a otros.

En otras palabras: si no gestionamos bien nuestras propias emociones, pensamientos y conducta, difícilmente podremos crear entornos donde las personas puedan florecer.

Este concepto de florecer «flourishing» proviene del ámbito de la psicología positiva, en concreto de Martin Seligman (2011) y se refiere a un estado en el que las personas experimentan un bienestar profundo y sostenido que se relaciona con el funcionamiento óptimo del ser humano.

Inteligencia emocional, liderazgo y bienestar

Diversos estudios, incluidos los de Goleman (1998) y Richard Boyatzis (2005), han demostrado que los líderes emocionalmente inteligentes no sólo obtienen mejores resultados del equipo, sino que además fomentan mayores niveles de bienestar y menor rotación de personal. Esto se debe a que estos líderes con una alta inteligencia emocional generan climas emocionales positivos, donde se validan las emociones, se regula el estrés y se actúa con empatía.

Líderes que manejan bien sus emociones promueven entornos de trabajo donde las personas se sienten valoradas, escuchadas y motivadas, lo que se traduce en menor estrés, mayor compromiso y un mejor clima laboral.

A nivel personal, tiene importantes beneficios ya que la inteligencia emocional permite al líder mantener un mejor equilibrio que redunda en su salud mental y física.

Las 3 competencias clave del autoliderazgo

1. Autoconsciencia

Es la habilidad de reconocer nuestras emociones, pensamientos y patrones de comportamiento. Un líder autoconsciente sabe qué lo activa emocionalmente, cuáles son sus valores y cómo su comportamiento impacta en su entorno.

Un líder autoconsciente puede identificar sus fortalezas, debilidades, valores y motivaciones, y actuar de manera congruente con ellos. Esta consciencia le permite actuar con autenticidad y adaptarse con mayor facilidad a situaciones cambiantes.

Ejemplo: Un líder que reconoce que la presión lo irrita puede anticipar sus reacciones y tomar medidas preventivas para responder con más calma y asertividad.

2. Autogestión

Implica la habilidad de regular nuestras emociones de forma saludable, mantener la calma en situaciones difíciles, ser adaptable y mantener el compromiso con objetivos a largo plazo. Un líder que se autogestiona bien no sólo transmite estabilidad emocional, sino que también modela comportamientos positivos ante su equipo.

Aquí se incluye también la capacidad de responder con apertura ante opiniones divergentes, lo cual fortalece la resiliencia emocional.

Ejemplo: Un líder que recibe una crítica inesperada, pero responde con asertividad en lugar de ponerse a la defensiva, está demostrando autogestión emocional.

3. Automotivación

La automotivación es una dimensión central de la autogestión e implica la capacidad de impulsarse a uno mismo hacia el logro de metas sin depender exclusivamente de estímulos externos. Un líder automotivado actúa movido por valores internos, propósito personal y compromiso con el crecimiento continuo, más allá de recompensas inmediatas o reconocimiento externo. Esta competencia permite mantener la energía, la iniciativa y la persistencia incluso en circunstancias difíciles o inciertas.

Un líder con alta automotivación inspira a otros no sólo por lo que logra, sino por la pasión, la actitud positiva y la resiliencia que demuestra frente a los desafíos. Además, al conectar su trabajo con un propósito más amplio, es capaz de mantener el entusiasmo a lo largo del tiempo y transmitir ese sentido de significado a su equipo.

La automotivación le permite mantenerse enfocado y comprometido sin depender exclusivamente de factores externos. Líderes automotivados tienen un propósito interno claro y son capaces de contagiar ese entusiasmo a su equipo.

Ejemplo: Una líder de equipo, frente a una baja en las ventas, no se desanima. Reflexiona sobre su propósito, redefine la estrategia y renueva su energía, motivando al resto.

Técnicas para desarrollar el autoliderazgo

Basado en enfoques de psicología aplicada y en la experiencia organizacional, propongo algunas técnicas para desarrollar tu autoliderazgo:

1. Diario de reflexión

Anota cada día tus reacciones emocionales, pensamientos asociados y aprendizajes y analízalos. Te permite identificar patrones de respuesta y tomar decisiones más conscientes. Pregúntate: ¿Qué sentí? ¿Por qué reaccioné así? ¿Qué puedo cambiar?

2. Mindfulness

La práctica de la atención plena en un mundo de multitarea aparece como una necesidad. Practicar la meditación guiada, la defusión o la contemplación, son ejercicios que mejoran la capacidad de respuesta frente a la presión del día a día.

3. Respiración consciente

Utiliza la respiración como herramienta para regular el estrés. Bastan 5 minutos de respiración lenta y profunda para activar el sistema nervioso parasimpático.

4. Retroalimentación

Solicita retroalimentación constructiva tras una interacción clave. Te ayuda a calibrar tu impacto y ajustar tu comunicación.

5. Autodiálogo positivo

Cambia el lenguaje interno negativo por frases de apoyo realistas. Por ejemplo: «Estoy aprendiendo a liderar y puedo pedir ayuda si lo necesito

6. Visualización

Antes de una presentación o decisión importante, visualízate actuando con calma, claridad y efectividad.

7. Metas con propósito

No sólo fijarse objetivos sino conectarlos con los valores personales es una potente forma de fomentar la automotivación interna y la persistencia ante los obstáculos.

Conclusión: autoliderarse es una práctica diaria

Como psicóloga organizacional, he visto que quienes desarrollan estas habilidades no solo lideran mejor, sino que también viven con más bienestar. El autoliderazgo es entrenable. No requiere condiciones ideales, sino consciencia, intención y práctica.

El verdadero liderazgo comienza por uno mismo.

Y como dice Viktor Frankl:

“Cuando no somos capaces de cambiar una situación, estamos desafiados a cambiarnos a nosotros mismos”

Referencias:

  • Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence. Bantam Books.
  • Goleman, D. (1998). Working with Emotional Intelligence. Bantam.
  • Boyatzis, R. E. (2005). Resonant Leadership. Harvard Business Press.
  • Seligman, M. E. P. (2011). Flourish: A Visionary New Understanding of Happiness and Well-being. Free Press.

Burnout

Tras muchos años hablando de este síndrome -cuyo primer caso se publicó en 1953 en Psychiatry: interpersonal and biological processes-, la OMS lo ha reconocido en su 72ª Asamblea Mundial de la Salud de la OMS celebrada el 25 de mayo de 2019 como una de las patologías asociadas al empleo.

Lo ha destacado como un fenómeno de gran impacto resolviendo incluir el síndrome del burnout en la undécima edición del ICD (International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems) que será efectiva en 2022 en el epígrafe de problemas asociados con el empleo o el desempleo de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud como “El síndrome de desgaste emocional”.

Está asociado al estrés crónico en el trabajo y se caracteriza por una despersonalización de las tareas, un desgaste emocional y físico y un bajo rendimiento.

Se inscribe como síndrome asociado al agotamiento ocupacional con el código QD85, en la guía de las enfermedades que se asocian al empleo, pero no como enfermedad.

Esta consideración permitirá aplicar las medidas preventivas, correctoras y de tratamiento que tienen otros síndromes.

No se trata de una situación de estrés sin más o de una falta de motivación mal gestionada, es considerado un síndrome “producto de un estrés laboral intenso y prolongado que no se ha resuelto ni manejado exitosamente” y así aparecerá en la próxima Clasificación Internacional de enfermedades (CIE).

Cuando el trabajador tiene burnout ve imposible cumplir sus expectativas laborales y hace un afrontamiento insuficiente de la situación por lo que empieza a somatizar el estrés que se va acumulando progresivamente y a ver bloqueados sus procesos mentales y conductuales.

Se estima que afecta aentre un 10% o 12% de los profesionales y de forma más grave a un 5%, especialmente a aquellos que están en contacto diario con personas en situaciones de vulnerabilidad, problemáticas o muy demandantes psicológicamente, como es el caso de enfermería, trabajadores sociales, funcionarios de prisiones, cuidadores de personas dependientes, educadores, bomberos, policías. En estas profesiones más que haber una conexión empática con las personas que se atienden se llega a producir una conexión simpática que impide la desconexión y el distanciamiento y termina haciendo que el problema se viva como propio.

La OMS define el bournout como el resultado de un estrés crónico en lo relacionado con el trabajo que no se maneja correctamente. Cuando aparece, debido al estrés excesivo y prolongado, se produce un conjunto de síntomas bien definidos a 3 niveles:

  1. nivel fisiológico: sensación de profundo cansancio o disminución de la energía que, además, suele ser el primer síntoma.
  2. nivel psicológico: incremento del distanciamiento mental del trabajo.
  3. nivel conductual: una reducción de la eficacia profesional.

Los síntomas se van incrementando e intensificando con el tiempo pudiendo llevar a la persona al bloqueo.

SINTOMAS DEL BOURNOUT
FisiológicosPsicológicosConductuales
  Agotamiento.Cansancio extremo.Disminución de la energía.Dolores de cabeza.Dolores de estómago.Dolores en el sistema locomotor: musculares y articulares, especialmente cuello, hombros y zona lumbar.Alteraciones intestinales.Presión alta.Tensión muscular.Trastornos del sueño.Dificultades sexuales.Afecciones de la piel.Alteraciones en el apetito.Alteraciones en el peso.Sensibilidad alta a contraer enfermedades.    Embotamiento.Aislamiento del entorno.Negatividad.Cinismo laboral.Irritabilidad.Frustración.Deterioro cognitivo: pérdida de memoria, falta de concentración, dificultad para aprender tareas nuevas.Cambios bruscos del estado de ánimo.Desgaste emocional.Desmotivación.Agotamiento mental.Disminución de la autoestima.Falta de realización personal.  Cambios en los hábitos alimenticios.Conductas de riesgo.Descenso del rendimiento.Relaciones conflictivas, evitación y rupturas.  
Elaboración propia  

Caer en bournout es un proceso progresivo de niveles de estrés elevados y sostenidos que puede tardar entre cinco y ocho años en materializarse por completo.

El bournout se relaciona con el desequilibrio percibido entre el esfuerzo y la recompensa. Se inicia con la aparición progresiva de bajos niveles de ilusión y motivación por el trabajo y la percepción de baja auto-eficacia; la persona no se ve capaz de hacer cosas que, en principio, podría y se siente desgastado psicológicamente. Además, comienza a sufrir un desgaste psicológico que le lleva a distanciarse de las personas y las tareas que antes le gustaban.

FASES DEL BOURNOUT
Fase de ilusión y entusiasmoSuele ocurrir al comenzar a trabajar. La persona está entusiasmada por tener trabajo o por desempeñar una labor vocacional y se emplea a fondo tanto en esfuerzo como en tiempo. Se focaliza en demostrar lo que vale y “estar a la altura”. Tiene unas expectativas muy altas sobre cómo tiene que ser el trabajo y el trabajar que puede dar lugar a una sería diferencia entre expectativas-realidad sobre la que es posible que se forme el burnout más adelante.
Fase de desilusiónEl trabajador se da cuenta de una forma más o menos consciente de la distancia entre sus expectativas y la realidad laboral. Comienza una respuesta de estrés con varias fases: hiperactividad laboral, trabajar más horas de las pactadas, progresiva disminución del compromiso, pérdida de la ilusión, problemas en la relación con el equipo, inseguridad. Hay un desgaste psicológico importante.
Fase de frustraciónAparece irritabilidad, ansiedad y fatiga. Puede haber un intento de recomprometerse con la empresa, trabajando más horas, pero percibe que el esfuerzo extra no es capaz de cubrir las demandas laborales. La vida familiar se resiente por su dedicación al trabajo y el estrés manifestado.
Fase de apatíaAparecen mecanismos defensivos para protegerse de la situación, comenzando el distanciamiento del trabajo y la frialdad con los demás. Evita tareas y comienza a defenderse con hostilidad. Aparecen sentimientos de culpa (por hacer mal su trabajo), depresión, agresividad. Desciende la capacidad cognitiva, la creatividad y la motivación.
Fase de desesperaciónLos síntomas defensivos se agudizan: insensibilización ante los problemas que requieren su intervención. Sentimientos negativos de fracaso, vacío, apatía y soledad. Pensamientos y conductas autodestructivas (alimentación desordenada, alcohol, juego, drogas, conductas de riesgo). Deseos de hacer algo diferente. Fatiga crónica física y psicológica, implicación laboral mínima, fuertes cambios de ánimo que le llevan a enredarse en conflictos y situaciones desagradables; problemas de concentración, síntomas de ansiedad; síntomas depresivos. Colapso físico y psicológico que requeriría baja laboral.

Maslach (1981) dio a conocer el Maslach burnout inventory, un cuestionario que sigue siendo referencia para diagnosticar. Con él realizó la primera investigación sobre burnout, en su caso dirigido a determinadas profesiones, lo que hizo pensar que era un fenómeno relacionado con los trabajos de ayuda (medicina, enfermería, docencia, bomberos, …). En la actualidad, se entiende que lo determinante no es la naturaleza de la actividad profesional sino las variables psicológicas asociadas al desempeño.

La teoría de Maslach, que sigue hoy vigente, es que hay seis problemas que pueden provocar el burnout:

  1. Trabajar demasiado.
  2. Trabajar en un entorno injusto.
  3. Trabajar con escaso apoyo social.
  4. Trabajar con poco margen de acción.
  5. Trabajar a favor de valores que odiamos.
  6. Sentirse poco recompensado (sueldo, el prestigio, la consideración, reconocimiento, …).
FACTORES DE RIESGO DE BURNOUT
RELACIONADOS CON LA ORGANIZACIÓNElevadas y exigentes demandas, por ejemplo, con respecto a la consecución de objetivos, nivel de ejecución o ritmo de trabajo.Falta de tiempo para realizar las tareas.Prolongados horarios de trabajo.Sobrecarga de tareas.Estructura rígida, lenta y con escasa capacidad de respuesta funcional.Descoordinación funcional de la organización.Incongruencia cultural (planteamientos modernos en el nivel estratégico acompañado de medidas tácticas obsoletas sobre todo en el nivel de gestión de personas).Injusticia organizativa (desigualdad de valoración de funciones, de retribución, oportunidades, desarrollo).Falta de compromiso con valores sociales predominantes actualmente vinculados a reciclar, consumo responsable, integración de la diversidad, medidas de conciliación, impacto social, etc.
RELACIONADOS CON LA TAREARequieren la puesta en práctica de un alto grado de empatía.Requieren de una alta regulación emocional.Relacionadas con ayudar a personas en situaciones de dificultad o vulnerabilidad de sí mismos y de la vida, en general.Tareas percibidas sin propósito, sentido, sin retroalimentación sobre la ejecución y sin fin.
RELACIONADOS CON CARACTERÍSTICAS PERSONALES (Potencian el riesgo de burnout de los otros factores)Alto grado de expectativas sobre el trabajo.Alto grado de idealismo utópico.Vocación idealizada.Elevado perfeccionismo y auto-exigencia.Baja autovaloración y autoestimaReducidas habilidades sociales.Reducida asertividad.Pensamiento negativo.Juicios y creencias absolutas.Pensamiento dicotómico de todo o nada.Baja regulación emocional.
RELACIONADOS CON LAS RELACIONES INTERPERSONALES LABORALESEstilo de liderazgo: poco participativo, poco delegativo, poco reforzador.Relaciones patológicas: hostigamiento, acoso.Entorno inseguro psicológicamente.
Elaboración propia 

Hay características personales que aumentan la probabilidad de que la situación laboral se viva con estrés y llegue a desencadenar burnout. Por ejemplo, el elegir la profesión por vocación con una concepción idealizada de cómo debe llevarla a cabo. Algo que, en un primer momento impulsa a una buena disposición al trabajo, puede convertirse en una vulnerabilidad cuando choca con una realidad que no se corresponde con las expectativas. Poco a poco, el desempeño se ve afectado por el conflicto interno entre lo que la persona considera que tiene que hacer y cómo y las condiciones laborales que le demandan hacer otras cosas y de otra manera por lo que ese conflicto puede terminar haciéndolo incapaz de ajustar sus expectativas a la situación real.

Otra característica personal que aumenta la probabilidad de burnout es el elevado perfeccionismo y la auto-exigencia.

El factor empatía parece clave en la aparición, intensidad y alcance del burnout. Maslach mostró cómo los trabajos que requieren mostrarse empáticos sistemáticamente son más susceptibles de generar más burnout lo que hace que coincida con empleos en los que se ayuda a personas en situaciones de dificultad o vulnerabilidad y también con profesiones vocacionales: cuanto mayor es el entusiasmo con que uno aborda su trabajo al inicio, mayor es la decepción y el descreimiento después.

Hay grupos en los que se detecta una mayor frecuencia o intensidad, incluso dentro del mismo sector. Se sabe, por ejemplo, que, dentro de un hospital, afecta más al personal de UCI, de urgencias y de psiquiatría.

En un momento en el que se reclama la humanización de la asistencia médica, el burnout lo impide, precisamente porque uno de sus síntomas clave es el distanciamiento afectivo, la despersonalización y la cosificación del paciente.

Ante la aparición de burnout hay dos estilos de respuesta: el distanciamiento y la interiorización.

ESTILOS DE RESPUESTA AL BURNOUT
DISTANCIAMIENTOLa persona desarrolla los primeros síntomas (baja ilusión por el trabajo, desgaste psicológico e indolencia) y se protege distanciándose, “al fin y al cabo esto es sólo un trabajo y me pagan por ello”. Este perfil de respuesta se vincula con el presentismo y el bajo engagement, lo que tiene serios inconvenientes para las organizaciones.
INTERIORIZACIÓNLa persona interioriza sus sentimientos, se siente culpable, y tiene remordimientos por no hacer bien su trabajo, por lo que se implica aún más en su trabajo y entra en un círculo vicioso de desesperanza e indefensión. Con ello aparecen trastornos psicosomáticos, del sueño, ansiedad, etc. que requieren baja laboral. Es habitual que se diagnostique como trastorno ansioso-depresivo o depresión.
Elaboración propia 

La ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995 señala que los riesgos psicosociales son “riesgos laborales que tienen que ser evaluados y manejados igual que los riesgos químicos y ergonómicos”.

MEDIDAS DE PREVENCIÓN DEL BURNOUT
ORGANIZATIVASEstablecer una estrategia congruente con el bienestar, la prevención de riesgos psicosociales, facilitando una cultura, un clima y un liderazgo responsables con esa estrategia. Incluir medidas que favorezcan la concentración, el descanso y la desconexión, así como hábitos saludables de sueño, alimentación y ejercicio
TAREASImplementar medidas de gestión que faciliten: horarios flexibles, conciliadores y consistentes con la eficiencia y el negocio; una redistribución de tareas con una mayor vinculación con resultados tal y como se hace con las metodologías AGILE.
INDIVIDUALESEducación en hábitos saludables. Desarrollo de la inteligencia emocional de las personas, especialmente de las competencias de fortalecimiento mental y capacidad de afrontamiento de la realidad: concentración, control del pensamiento, desconexión, optimismo, asertividad, resiliencia, regulación emocional, hardiness, etc.
Elaboración propia 

A nivel organizacional, requiere una revisión de los planteamientos sociales para sanear aquellos aspectos que están impidiendo el bienestar de las personas. Un enfoque sistémico ayudará a entender la magnitud de la situación. Los síntomas de las personas manifiestan y reflejan dinámicas que se están originando en su contexto laboral. Por lo tanto, hoy tenemos claro que, no sólo hay que hacer frente a los síntomas de las personas sino al contexto en el que se dan y que los genera. El sistema de creencias y lealtades grupales que promueve unas conductas e impide otras es algo que hay que revisar. Por ejemplo: “aquí se sabe a qué hora entras y no a qué hora sales”;  “si no lo hago yo quién lo va a hacer”; “sólo hay sitio para el mejor”.

Hay que hacer un abordaje individual, desarrollando la inteligencia emocional de las personas que les permitan dar respuestas funcionales a los retos de su entorno. Desarrollar la atención, la concentración, la regulación emocional, la asertividad, la resiliencia son formaciones básicas para prevenir la aparición del burnout así como la educación en hábitos saludables de pensamiento, alimentación, descanso, sueño, bebida, ejercicio. El grado en que se cuente con autoestima, optimismo, resiliencia y personalidad resistente pueden ser factores protectores frente al burnout.

El diagnóstico clínico correcto y rápido del burnout evitará un agravamiento de los síntomas y la reducción de los tiempos de baja laboral que conlleva. Se suele confundir su diagnóstico con depresión y administrar antidepresivos algo que sólo reduce la intensidad inicialmente pero no lo elimina. El trabajador necesitará psicoterapia (se ha visto una gran efectividad de la psicoterapia cognitivo-conductual) para revertir los síntomas del burnout. Necesitará disminuir su sufrimiento y aumentar su bienestar personal. Esto pasa por reajustar sus expectativas laborales, desarrollar un auto-concepto fortalecido, aprender a diferenciar lo que está en su área de influencia y lo que no, reforzar su sentimiento de valía, comunicarse más asertivamente. Y, en algunos casos, no será suficiente, tendrá que cambiar de funciones e incluso de trabajo.

Por otro lado, la aparición de casos de burnout tiene es una alarma encendida en una organización de que no se están dando las condiciones saludables hoy por hoy requeridas. No se puede cargar sobre el trabajador todo el esfuerzo para superar el burnout. Un análisis preciso de las causas y contexto debe llevar a una redefinición de procesos de trabajo, cargas, funciones, de tal forma que el equilibrio entre demandas y recursos sea saludable.

Muy importante señalar la importancia también del contexto relacional. El estilo de liderazgo y de relaciones entre los miembros del equipo debe revisarse. ¿Cómo es el apoyo social? ¿Hay indicios de hostigamiento, relaciones tóxicas o discriminación? Cuando las personas se sienten apoyadas y valoradas cuentan con unos recursos importantes que actúan como protectores ante el estrés mantenido y el burnout. Y, viceversa, cuando se dan contextos relacionales patológicos, es más probable que los trabajadores sientan soledad, estrés mantenido y finalmente burnout.

Algunas conductas del líder que permiten la sinergia y la orientación a resultados de forma saludable:
Enmarca el impacto del trabajo del equipo en el propósito y en el negocio de la organizaciónConsensua los resultados buscadosDefine los objetivos con tu equipoPrioriza las tareasEstablece cargas de trabajo equitativas y equilibradasPromueve la comunicación abierta entre todosFomenta la libre expresión de opiniones diversas Brinda apoyo, despejando obstáculos y aportando recursosHabla de soluciones y de cómo hacerlo mejorReconoce y valora el esfuerzoEscucha y soluciona las sobrecargasImpide cualquier conducta de menosprecio, hostigamiento o desvalorización.Da ejemplo de autocuidado, adoptando hábitos saludablesFomenta un ambiente saludable, con pausas y tiempos de desconexión  

Desde la perspectiva de prevención de riesgos psicosociales tiene que anticiparse su posible aparición y poner todas las medidas necesarias para evitarlo. Tener un solo caso de burnout es una situación que requiere intervención inmediata por parte de una organización. Es indicativo de que la salud laboral no es la correcta y crear entornos laborales saludables deber ser una prioridad para una organización que quiera tener capacidad de respuesta exitosa en los contextos actuales tan demandantes.

Este texto está basado en el capítulo sobre Burnout de mi libro: Organizaciones emocionalmente responsables.

Interesantes recursos:

file:///C:/Users/iaisa/Downloads/wcms_475146.pdf

Bibliografía recomendada:

Peiró, J. M., & Salvador, A. (1993). Desencadenantes del estrés laboral (Vol. 2). Madrid: Eudema.

Peiró, J. M., & Rodríguez, I. (2008). Estrés laboral, liderazgo y salud organizacional. Papeles del psicólogo, 29(1), 68-82.

Atalaya, M. (2001). El estrés laboral y su influencia en el trabajo. Industrial data, 4(2), 25-36.

Maslach, C. (2009). Comprendiendo el burnout. Ciencia & Trabajo, 11(32), 37-43.

Gil-Monte, P. R., & Moreno-Jiménez, B. (2005). El síndrome de quemarse por el trabajo (burnout). Una enfermedad laboral en la sociedad del bienestar. Madrid: Pirámide, 36-37.

El impacto de la DANA en la salud mental de los trabajadores

Y después de la DANA ¿qué?

Cuando la tragedia se debe a la naturaleza

La inundación de la DANA es un fenómeno producido por la naturaleza que, aunque conocido de sobra en la zona levantina, no ha contado con las medidas preventivas necesarias. Los mayores aún recuerdan la riada de 1957 que vivieron entre la pena y el sentimiento solidario de sus vecinos. Para ellos, volver a vivir una experiencia similar es reabrir situaciones muy dolorosas, tal vez nunca cerradas.

Efectos de la tragedia

  1. La pérdida de las vidas: absolutamente lamentable. Nos unimos al dolor de los familiares y amigos de las víctimas mortales.
  2. Los efectos en el entorno vital: destrucción de las propiedades, pérdida de los recursos habituales para vivir.
  3. Impacto psicológico ante la catástrofe: Pasado el momento del shock, hay una evolución predecible de cómo se va a asimilar semejante pérdida. Ahora estamos en la fase de cohesión comunitaria, pero después es esperable una fase de desilusión de hondo calado psicológico, que se va a ver agravado por las circunstancias con que están siendo ayudados. Cuando el origen de una desgracia similar es achacable a la naturaleza, la reacción de indefensión es un tanto asumible, sin embargo, cuando la indefensión se debe a la mala actuación humana, el efecto es mucho más dramático, al dolor se suma la indignación, la sensación de injusticia. La fase de reconstrucción va a tardar porque a la pérdida, el duelo, la falta de ayuda ahora y la falta de ayuda posterior que se anticipa va a arrastrar a las víctimas a una fase profunda y prolongada de trauma antes de poder rehacerse.
  4. Duelo colectivo: que dejará profundas heridas en la colectividad y una profunda indignación, solo moderada por el apoyo solidario.
  5. Dolor agravado. Lamentablemente la falta de la respuesta esperable, correcta y obligada de las estructuras administrativas que no ha hecho más que llenar de indignación, ira y agravar la tristeza, incrementa el sufrimiento y arrastra a las víctimas directas a una situación de indefensión terrible.

Evolución psicológica

Ante una situación tan trágica como esta, suele desplegarse una curva de respuesta psicológica que explica cómo las personas solemos reaccionar.

FASE DE IMPACTO. Algunos comentan cómo no daban crédito a lo que estaba pasando o no entendían lo que ocurría. En ese momento tenemos que conceptualizar lo que está ocurriendo, dar significado y explicación y no es fácil dado que entramos en shock, un bloqueo mental que nos impide reaccionar. Entran en juego mecanismos de defensa como la racionalización o la negación: “si hubiera peligro habrían avisado”, “no puede estar pasando”, “es una pesadilla”. Muchos aún siguen en esta fase.

FASE HERÓICA. Empezamos a afrontar. Los que tenemos algo de formación en situaciones de emergencia (algo que debería tener toda la población para automatizar las respuestas) sabemos que inmediatamente hay que adoptar el principio PAS (Protegerse, Alertar, Socorrer). En sólo unos breves minutos hay que reaccionar y la fuerza de la supervivencia nos lleva a actuar, salir del coche, buscar un lugar seguro o buscar cómo socorrer a un conciudadano.

FASE DE COHESIÓN COMUNITARIA. Es el mejor ejemplo de nuestra naturaleza, de lo que nos hace miembros de la humanidad, ayudar a otra persona es una conducta prosocial que protege la vida del otro y cohesiona a las comunidades. Las personas que han participado, nunca olvidarán y evocarán entre lágrimas conmocionadas el dolor compartido con tantas personas. Lo digo con la experiencia de evocar aún con intensa emoción mi papel como psicólogo voluntario del 11 M. No se puede más que aplaudir y honrar el ejemplo histórico de las mareas de voluntarios ayudando de forma inmediata y poco se puede decir de la falta de ayuda de quienes tenían la obligación de proteger y socorrer.

FASE DE DESILUSIÓN. Cuando se acabe de eliminar el barro y los vecinos de estas localidades de Valencia arrasadas se encuentre con sus casas vacías, sus calles desiertas, sus lugares de trabajo destrozados, el entorno se les hará vacío y desconcertante, será hostil. En esta fase la adrenalina que propicia la acción decae y empezarán a surgir sentimientos profundos y muy dolorosos. La ansiedad y la depresión se generalizará, pero también la ira y los sentimientos de injusticia. Serán muchas las personas que tengan dificultades para superarlo. Y el estrés post traumático estará muy presente de forma prolongada, especialmente en aquellas personas que han perdido familiares, que no ven cómo reorganizar su vida o que se sienten incapaces de afrontar tanto dolor y pérdida. La atención psicológica será clave en estos momentos.

FASE DE RECONSTRUCCIÓN. Sí, el ser humano termina saliendo de las situaciones traumáticas como estas, con el tiempo, con las rutinas diarias, pero, sobre todo, con el apoyo social. Pero, no sale igual. La población de Valencia, guardará, una vez más en su inconsciente colectivo el drama vivido. Es importante que lejos de aceptar estas situaciones como algo inevitable e incorporen en su identidad una reacción colectiva de indefensión aprendida, existan líderes capaces de tomar acción y dar la esperanza de una realidad mejor a partir de ahora, tomando las medidas necesarias para su futura protección.

Esta curva de respuesta ante las catástrofes no sólo es aplicable a las víctimas directas, sino que muchas personas capaces de conectar empáticamente, en mayor o menor medida se van a ver afectadas por este shock psicológico siguiendo con mayor o menor intensidad las diferentes fases, algunas veces sobrepuestas.

La atención tiene que responder a la prioridad de necesidades y, aunque en estos momentos se prima la supervivencia física y la reconstrucción de los hábitats, después, el factor psicológico será esencial para afrontar el trauma vivido. De momento, a quince días de la catástrofe, sólo cabe escuchar y acompañar porque aún no hay lugar para procesar lo que están viviendo. Las víctimas irán adentrándose en el duelo que se puede prolongar durante años y en algunos casos complicar con experiencias previas. Una pérdida tan abrupta hace más difícil aún afrontar la realidad y el duelo. Habrá períodos de conmoción, incertidumbre, negación, disociación. No se puede forzar a nadie a reaccionar de una forma determinada.

Hay que diferenciar, además, la afectación diferente para prestar la atención psicológica según el impacto que han recibido. No todos los afectados están experimentando lo mismo ni de la misma forma ni intensidad. Su nivel de afectación, sus recursos psicológicos, su experiencia, el apoyo social que están recibiendo es clave en este afrontamiento.

El proceso será largo y necesitarán mucho apoyo para superarlo.

El Colegio de la psicología de Valencia ya está preparado para intervenir ofreciendo la atención psicológica a las víctimas.

https://www.infocop.es/plan-de-accion-del-copcv-frente-a-la-dana-con-apoyo-del-cop/

La humanización de la gestión de personas

Los indicadores de tendencias empresariales hablan de dos ejes que van a vertebrar el desarrollo de las empresas de forma inmediata. Uno el incremento de uso de la tecnología y el fuerte impacto de las inteligencias artificiales y la robótica y otro la humanización de las organizaciones.

Es en este eje donde el desarrollo de personas viene adquiriendo una importancia sustancial.

Toda mi vida laboral la he dedicado al desarrollo de personas, equipos y organizaciones, pero nunca como ahora he constatado una sensibilidad e interés por cuidar tan cuidadosamente a las personas en las empresas.

La humanización de la gestión de personas en las organizaciones se refiere a la aplicación de enfoques y prácticas que cuidan, reconocen y valoran la singularidad, el bienestar y el desarrollo de los empleados como elementos fundamentales para el éxito organizacional.

Este enfoque busca crear entornos laborales más saludables, flexibles, inclusivos, colaborativos y orientados al crecimiento personal y profesional de los individuos.

Algunos de los aspectos clave de esta humanización son:

  1. La atención a la salud mental de los trabajadores

A raíz del COVID se constató la necesidad de cuidar la salud mental de los trabajadores y de dotarles de atención psicológica para que pudieran hacer frente a una nueva realidad donde la incertidumbre y la inseguridad están plenamente presentes. Las bajas laborales por salud mental son la segunda causa actualmente y según un informe de UGT, hasta 1 de octubre de 2023, se registraron 451.646 bajas laborales por salud mental; el mes de mayo del 2023 fue el mes récord en la historia con 56.600 incapacidades laborales temporales por salud mental (superando los meses de confinamiento del 2020 que eran 51.000 bajas); los días de baja por trastornos mentales son ya el 15% del total (17% en las mujeres, 12,4% en los hombres). Estas bajas tienen una larga duración media de 108 días, solo superado por los tumores y los problemas circulatorios.

No es, por tanto, de extrañar que las empresas hayan puesto el foco en la salud mental, tanto por la pérdida de productividad como por las obligaciones legales del tratamiento de prevención de riesgos laborales y vigilancia de la salud laboral.

Los planes de salud mental se centran en prevenir e intervenir ante los riesgos psicosociales como son el estrés laboral, el burnout, el boring, el acoso laboral y las bajas por salud mental debida tanto a estos riesgos como a depresión, ansiedad y enfermedades mentales. Esto implica ofrecer acciones de prevención, sensibilización ante la salud mental, formación específica para el manejo de estas situaciones y programas de reingreso al puesto de trabajo tras una baja.

Webinar recomendada: CÓMO AFECTA EL TRABAJO EN LA SALUD MENTAL»

Webinar recomendada: «LA REINCORPORACIÓN TRAS UNA BAJA DE SALUD MENTAL»

Las organizaciones están reconociendo cada vez más la importancia de cuidar la salud mental de sus empleados. Esto no solo se considera como una responsabilidad social, sino también como una estrategia clave para mejorar el rendimiento laboral y la retención de talento.

Artículo recomendado publicado en Capital Humano

La salud mental ya es fundamental en la estrategia de las empresas

  • Desarrollo personal y profesional

La humanización implica reconocer las necesidades individuales de los empleados y proporcionar oportunidades para su desarrollo tanto personal como profesional. Esto puede incluir programas de capacitación, mentoría, coaching y planes de carrera personalizados.

El acrónimo BANI (Brittle, Anxious, Nonlinear e Incomprehensible), para definir el escenario actual, se queda pequeño ante las constantes noticias geopolíticas y sociales que impactan directamente en el devenir de las empresas y el estado de ánimo de las personas, haciendo, cada vez más difícil, el día a día de los trabajadores.

No es de extrañar, por tanto, que haya una demanda creciente de las organizaciones de una formación en recursos psicológicos. Ya no se trata de desarrollar sólo las competencias de la inteligencia emocional para relacionarse y trabajar, sino que se trata de reparar, en muchos casos, procesos de duelo laboral, relaciones tóxicas o liderazgos inapropiados. También, y con una gran demanda de aprender a movernos en este entorno BANI, aprender cómo actuar, por ejemplo: aprender a ser resilientes, aprender a gestionarse en la incertidumbre y en la inseguridad, aprender a desconectar, aprender a pensar positivamente, dar sentido trascendente al trabajo, dotar de valor al legado que dejas en tu organización, manejarte en remoto lejos de tu equipo.

“La persona en el centro” puede que sea una mera frase para muchos, pero se aprecia en el sector de la gestión de personas una fuerte tendencia a considerar que, si sus trabajadores están bien, trabajarán bien.

Esto pasa, además de las formaciones tradicionales en inteligencia emocional que siguen siendo muy necesarias, por adquirir recursos específicos para hacer frente a este nuevo escenario. Necesitamos aprender a manejarnos en este entorno BANI y esto supone adquirir nuevas competencias de carácter psicológico.

Artículo recomendado: Publicado en Capital Humano

La importancia de la recuperación emocional en el trabajo

  • Programas de bienestar

Muchas empresas están implementando programas de bienestar que atienden las necesidades globales de la persona trabajadora.

Según «Sharecare community», el bienestar laboral podría abordar 5 dimensiones: bienestar de carrera, bienestar emocional, bienestar financiero, bienestar físico y bienestar comunitario.

Los planes de bienestar tratan de dar respuesta a las necesidades de los trabajadores, atendiendo su momento vital, intereses y prioridades, e incluyen desde seguros de salud, de vida, guardería, tickets restaurante, gimnasio, compensación a medida, talleres de mindfulness o yoga, educación financiera, asesoramiento fiscal, programas de desarrollo personal, etc. Combinan aspectos de carrera, financieros, de salud física y mental y, a veces, social. Están ligados a los planes de compensación total donde la retribución flexible y los beneficios se han convertido en un poderoso estímulo para mejorar el employer branding de las organizaciones y aumentar la satisfacción de sus equipos.

Con estos planes, las organizaciones tratan de mejorar la “Experiencia empleado” como estrategia de optimización del engagement con la empresa y están adoptando un enfoque más holístico hacia el bienestar laboral y la salud mental, reconociendo que estos aspectos no solo afectan la vida personal de los empleados, sino que también tienen un impacto directo en el rendimiento y la eficacia organizativa.

Artículo publicado en Capital Humano:

El bienestar psicológico de las plantillas un asunto estratégico, no un parche.

  • Organizaciones más agiles

No sólo la carga tiene que estar en el desarrollo de las personas, en paralelo, es imprescindible cambios en las estructuras y funcionamiento de las organizaciones. Sin duda tienen que avanzar para ser más horizontales, más trasparentes, más participativas.

El término “agilidad” ha aparecido con mucha fuerza en este contexto. Se necesitan equipos que funcionen con mucha más flexibilidad y capacidad de adaptación inmediata a las necesidades de la actividad empresarial y esto supone cambios estructurales y funcionales que impliquen a los propios trabajadores en su diseño.

Innovación y adaptabilidad tienen que ser dos ejes de desarrollo de la actividad empresarial, pero no sólo orientados a la tarea sino a la humanización. Esto implica permitir la expresión de ideas, el aprendizaje continuo y la disposición para ajustar las prácticas y políticas en respuesta a las necesidades cambiantes de los empleados y del entorno empresarial.

Artículo relacionado publicado en Capital Humano:

Construcción de equipos de alto rendimiento

  • Liderazgo

Y, no podía faltar el desarrollo de un liderazgo actual, no se puede dirigir igual que antes. Las teorías y modelos sobre liderazgo no ofrecen respuesta a las nuevas necesidades que plantean los trabajadores. El concepto de autoridad se percibe de forma diferente y los trabajadores buscan otro tipo de relación más igualitaria y directa. Es habitual oír en los procesos de selección “busco un proyecto” cuando antes se buscaba un puesto de trabajo. Esto marca significativamente la diferencia en la relación que los trabajadores buscan actualmente con su empresa.

Un aspecto fundamental de estos líderes va a ser sus competencias comunicativas. Los líderes actuales no sólo necesitan mostrar empatía, tienen que aprender un rol más abierto a escuchar las necesidades, ideas, estados de ánimo, prioridades, diversidad de sus equipos y a dar cabida a todos estos en el día a día.

Artículo relacionado publicado en Capital Humano:

Estados emocionales de los equipos

Hemos citado empatía y escucha, pero, también y muy importante, cómo dan la retroinformación. Necesitan aprender un rol más de líder-coach fomentando la mejora y aprendizaje continuo utilizando el feedforward en vez del feedback y ofreciendo climas de seguridad psicológica en los que los equipos puedan ofrecer libremente ideas, aprender de los fallos e innovar en las soluciones que creen.

Artículo relacionado publicado en Observatorio de Recursos Humanos:

Cómo desarrollar la seguridad psicológica en los equipos

En definitiva, los líderes tienen un papel esencial en la relación humana de las empresas. Tienen que fomentar una comunicación abierta y honesta, escuchar y responder a las inquietudes de los trabajadores y compartir información relevante sobre la organización y su aportación con su desempeño al proyecto común.

  • Multigeneraciones

Las diferencias generacionales son especialmente marcadas ahora y, aunque toda generalización lleva inexactitudes, lo que se constata en las empresas es que las generaciones mayores afrontaban el trabajo como forma de vida, mientras que las más jóvenes afrontan el trabajo sólo como un medio para vivir. Su engagement con la empresa va a depender de varios factores, entre ellos, precisamente la humanización que ésta haga de su relación interpersonal laboral.

Asumiendo el sesgo de error que supone generalizar, podríamos decir que las diferentes generaciones interpretan el bienestar de formas diferentes, así:

  • Baby boomer: asocian el bienestar a estabilidad, seguridad económica, tener una carrera exitosa, un hogar propio.
  • Generación X: asocian el bienestar a equilibrio entre trabajo y vida personal, control sobre su tiempo, conciliación, estabilidad y seguridad financiera. Buscan experiencias más gratificantes.
  • Milennials: asocian el bienestar a una combinación y equilibrio entre el trabajo y su vida personal, una conexión social y un propósito en todo lo que hacen.
  • Zentennials: asocian el bienestar a mental y valoran la diversidad, inclusión, libertad para expresarse y contribuir a causas que importan.

Artículo recomendado publicado en Capital Humano:

El fenómeno intergeneracional en Capital Humano

  • Cultura inclusiva

La humanización necesita crear una cultura que celebre la diversidad y fomente un sentido de pertenencia. Esto implica la promoción de prácticas inclusivas, la igualdad de oportunidades y la creación de un entorno donde cada empleado se sienta valorado.

Webinar recomendado.

El impacto de la desigualdad laboral en las empresas

  • Flexibilidad laboral

El término que más se está repitiendo actualmente en los foros de gestión de personas es flexibilidad. Si estamos hablando de dar respuestas personalizadas, no valen las medidas genéricas y las normas únicas. Impulsado por la demanda de los trabajadores de un mejor equilibrio entre trabajo y vida personal, unas generaciones por sus necesidades personales, otras por sus necesidades familiares, en definitiva, todas reclaman políticas horarias flexibles y opciones de trabajo remoto. Reconocer la importancia en el bienestar de los trabajadores de un equilibrio sano entre el trabajo y la vida personal e incorporar medidas que lo faciliten es crucial para la humanización de la gestión de personas.

Articulo recomendado publicado en La razón

Los jóvenes prefieren tiempo libre antes que mayor sueldo

Si en algo parece que hay consenso en los foros de RRHH es que la humanización de la gestión de personas no sólo beneficia a los empleados, mejorando el clima, el engagement, la fidelización del talento, sino que también contribuye al rendimiento, la marca de empresa y su percepción en el mercado y en la sociedad y favorece la sostenibilidad a largo plazo de la organización.

Libro recomendado:

Organizaciones emocionalmente responsables

En definitiva, la humanización es el eje de desarrollo que actualmente necesitan las organizaciones para hacer frente a estos entornos tan desafiantes y que está demostrando ser la vía de diferenciación de las organizaciones más exitosas y sostenibles socialmente.

JEFES TÓXICOS y LÍDERES OSCUROS

Hemos sabido que 7 de los 15 médicos que trabajan en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) Pediátrica del Hospital La Paz han pedido la baja laboral por motivos de salud, tras la reincorporación del antiguo jefe de Servicio, relevado del puesto por la Dirección del centro hace casi tres años debido a un conflicto laboral que le enfrentó con parte de su equipo. El facultativo ha sido ahora restituido en el cargo tras recurrir judicialmente y darle la razón un juzgado de primera instancia.  «Es un conflicto por un tema de comportamientos inadecuados en cuanto al trato del personal a cargo de este jefe, que fue llevado a una comisión interna para resolver el problema», explica el presidente del sindicato de médicos Amyts, Daniel Bernabéu . El instructor del expediente concluyó que las formas de ejercer la Jefatura de esa persona eran «inapropiadas» y la propuesta que elevó ante la Dirección-Gerencia del hospital fue que se la relevara de sus funciones como jefe.  «No cumplía los mínimos de generación de un clima adecuado de trabajo en una unidad de alta responsabilidad como es la UCI pediátrica en un hospital puntero en su actividad pediátrica como es La Paz, lo que hacía la situación insostenible», sostiene Bernabéu (Fuente: Redacción Médica).

Aunque sea una situación especialmente notable por las repercusiones en la atención a los niños del Hospital La Paz, no es un caso único sino mucho más común de lo que parece.

En 2022, la consultora McKinsey publicó un estudio internacional en el que señalaba que uno de cada cuatro encuestados afirmó estar expuesto a comportamientos tóxicos en el trabajo.

Hay muchos jefes que aprovechan su situación jerárquica para dar rienda suelta a sus deseos de dominancia y poder.

Un estudio de la Escuela de Negocios de la Universidad de Mánchester habla de líderes oscuros: aquellos que muestran signos de narcisismo o psicopatía (o ambos a la vez). Añadiendo una personalidad maquiavélica, tenemos los tres grandes vértices de la llamada “tríada oscura”, un concepto psicológico útil en criminología y ¡en gestión empresarial!, explican comportamientos tendentes a la autopromoción, la frialdad emocional y la agresividad. Los subordinados que los padecen tienen un 20% más de sufrir depresión. Y hay un 41% más de probabilidades de que sufran bullying en el trabajo y no sólo por parte del jefe tóxico sino de otros miembros del equipo ya que los comportamientos del jefe se contagian al resto del equipo.

Estas situaciones de acoso laboral son mucho más frecuentes de lo que pensamos. Amparadas en el deber, las normas y la costumbre, los jefes tóxicos fuerzan la realidad para cambiarla a su gusto a costa de los subordinados. Sobresalen no por mérito propio sino porque se suben encima de otras personas para hacerlo.

Personalmente he trabajado en numerosas ocasiones con personas acosadas. Lógicamente poco o nada podemos hacer con el jefe, pero sí trabajar cómo se toman lo que hace su jefe y cómo reaccionar ante sus comportamientos. Aprenden a utilizar estrategias de afrontamiento proactivo, asertividad, regulación emocional, aprenden a relativizar y pensar de forma más positivista, reflexionan sobre su propósito vital y tomando decisiones sobre su futuro.

El caso de Paola, que durante años soporta a un jefe que exprime su iniciativa y creatividad poniéndose él las medallas del mérito.

El caso de Marta que ve cómo su jefe la difama públicamente y ningunea su valía.

El caso de Alberto que soporta la presión de su jefe y parte del equipo que le aplaude y glorifica.

El caso de Mercedes que ve cómo desde el mismo día que entró su jefe le dice que no se fía de ella y tras meses de hostigamiento, ve cómo la despide la empresa.

El caso de Jorge que aguanta la presión del jefe de RRHH para que presione a los empleados de la fábrica.

Ayudar a estas personas a manejar la situación es útil, pero frustrante. En un mundo ideal no debería ser así, no, al menos habría que actuar contra ese jefe tóxico, pero como hemos visto en el caso de la Paz y en el de mis clientes, lejos de penalizar al “líder oscuro” penalizamos a la víctima.

Muy frecuentemente, esa persona acosada tiene que salir de la empresa. Ni más ni menos que lo que se viene haciendo en los colegios con los niños que sufren bullying cuando lo justo sería que saliera del colegio o la empresa el acosador. Sí, cargamos contra el acosado y doblemente. Cuando alguna de las personas con las que he trabajado ha recurrido a la dirección, lejos de entender que es un problema de la empresa en la que ese jefe está abusando de su rol, lo han considerado un problema personal del acosado que debía resolver por sus propios medios. Doblemente injusto sí.

Es difícil creer en la dirección de tu empresa cuando te deja sólo ante el hostigamiento diario y sólo para que busques una solución.

Mucho hablamos en el sector de la gestión de personas de crear un clima de bienestar, pero poco se habla de extremar el cuidado de las relaciones personales laborales para que nuestras empresas sean saludables. La realidad de los líderes oscuros nos puede afectar a cualquiera, no deberíamos quedarnos indiferentes ante ello.

UNA CONVERSACIÓN DIFÍCIL

En muchas ocasiones los clientes de coaching demandan cómo afrontar una conversación difícil. Es uno de los temas que más suele preocupar tanto en el contexto laboral como familiar o con amigos y conocidos.

El siguiente caso es una situación difícil, compleja y que le vino sobrevenida a mi cliente. Había tenido conocimiento de que un colaborador directo estaba dividiendo al equipo y boicoteando el proyecto que mi cliente lideraba. Necesitaba hacer algo y debía hacerlo para ser proactivo ante las dificultades. Además, en la línea filosófica que subyace a la psicología coaching, estaba el abordar la solución dentro de un marco win-win mediante una conversación constructiva que llevara a un acuerdo y compromiso para cambiar la situación.

La sesión de coaching es un espacio ideal para este objetivo: diseñar una conversación. Con mucha frecuencia los clientes preguntan ¿qué le digo?, ¿cómo se lo digo? y es esencial que encuentren su propio estilo de respuesta, con la que se sientan identificados y cómodos.

Comenzamos la preparación de la conversación. Hay varias técnicas para ello e idealmente asertivas.

Primera técnica asertiva: separar los hechos de las opiniones y sentimientos. Es importante despersonalizar el tema para abordar la conversación con la neutralidad suficiente como para que sea relevante. Escribir en dos columnas diferentes cada tipo de información da perspectiva y distancia del tema. En una columna los hechos, en la otra las opiniones y sentimientos, es decir, recoger diferenciadamente la parte objetiva de la subjetiva. Es una fase analítica que ya aporta un gran control.

Segunda técnica asertiva: elegir cuidadosamente el mensaje que queremos transmitir. En este sentido, seguir estas cinco preguntas ayudan a concretarlo:

  1. Qué es lo que quiero que quede claro
  2. Para qué se lo digo: qué pretendo conseguir con esta conversación
  3. Con qué palabras me voy a apoyar: datos y razones
  4. Cómo lo planteo: razonamientos
  5. Desde dónde, cuál será mi estilo de relación, mi emocionalidad y vivencia de la conversación

Tercera técnica asertiva: pedir un cambio. Empezando por describir los hechos problemáticos, mostrando las consecuencias, dibujando la situación resuelta e indicando qué hay que hacer para ello. El clásico esquema AIDA (atención, interés, decisión y acción) de persuasión básica.

Si el otro, lo acepta, se da el “Circulo de la Promesa” que permite coordinar acciones y establecer mejoras beneficiosas para todos y problema superado.

Hasta aquí la preparación proactiva del cliente, lo que va a decir, su diseño de la conversación. Sobre el papel parece perfecta y técnicamente lo es. Falta, ahora, considerar un factor clave en una conversación de dos, la reacción de la otra parte. ¿Hay que anticiparla? ¿Cómo prepararse? ¿Qué alternativas hay? ¿Es esto un problema que se puede resolver, un malentendido o un error de enfoque? O por el contrario ¿es un conflicto teñido de vanidad y ego de los implicados?

Muy pronto lo veremos.

RECONOCE Y DA VALOR A TU VIDA

Quisiera compartir un mensaje de esos que marcan, te iluminan el día y te llenan de positividad. Los mensajes de reconocimiento son dignos de tener un protagonismo propio. Yo suelo atesorarlos como una fuente maravillosa de energía (tengo una carpeta), pero éste, tengo que hacerlo público. Es un mail que María Gómez del Pozuelo, CEO de Womenalia envió a sus más de 40.000 seguidoras hace unos días y a quien doy infinitas gracias tanto por sus palabras como por hacerlas públicas. Te sugiero que lo leas hasta el final, no te dejará indiferente. Ya me dices. Me escribe María:

“Qué orgullosa estoy de ver a tantas mujeres que están triunfando. Haciendo lo que un día soñaron y que han ido compartiendo conmigo.

Esta mañana me ha inspirado para escribir mi email de hoy mi amiga Isabel Aranda, porque es a una de las que he visto crecer, evolucionar y crear proyectos con mucho sentido. Ayer le escribí para darle la enhorabuena por su nuevo proyecto, que consiste en una plataforma online para poner en contacto psicólogos con pacientes, todo online.

Esta mañana he recibido de vuelta un mensaje suyo precioso.

A Isabel la conocí hace 12 años, ella es psicóloga, coach y un sinfín de cosas más. Vamos, una mujer súper preparada y que nos ayuda con nuestra salud mental y objetivos vitales.

En aquella época, me acuerdo perfectamente que aparte de coincidir en eventos y hacer alguna cosa juntas, fui a su despacho en dos ocasiones.

En aquel entonces que no pude contratar sus servicios, porque yo era una emprendedora en ciernes y no ganaba nada. Con tres hijos y una familia, estaba en economía de guerra. Aquí sigo todavía …. Jajaja

Me hizo preguntas, que probablemente hoy sean la causa que siga con mi proyecto y que me hago muchos y la respuesta es casi siempre sí.

  1. ¿Estoy viviendo la vida que quiero?
  2. ¿Estoy haciendo el trabajo que quiero hacer?
  3. ¿Estoy haciendo lo que me gusta?
  4. Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy a punto de hacer hoy?

Esta última es distinta, porque desde mi punto de vista, es un poco irreal. Desde luego no me pasaría trabajando 12 horas si fuera el último día de mi vida, pero no tengo otra y es mi elección. Este es mi punto de vista.

¿Tú te haces estas preguntas?

¿Qué responderías?

Es importante que pienses en ti, y que, si te resuenan las respuestas, trabajes para obtener la respuesta que te gustaría responder.

Fácil no es.

Vital sí”.

María Gómez del Pozuelo

CEO de Womenalia

¿Qué te parece? ¿Estás dando valor a tu vida?

Isabel Aranda

Los libros esenciales para formarse en coaching

Por invitación de infolibros y debido a que mi libro El Manual del Coach es uno de sus referentes, he hecho una selección de los que considero los 5 mejores libros para formarse como coach.

Es una selección muy personal basada en dos criterios: uno el rigor de su aportación y dos, lo que a mí me han permitido aprender. Bueno, se incluye el Manual del Coach, por razones de la selección, que os aseguro supuso un enorme trabajo de sistematización y organización de mucha información parcial y desconexa que había ido recibiendo y, por supuesto, gracias a mi doctorado en Psicología.

Ojalá os sirvan de inspiración y referencia si vuestro camino va por la formación en esta metodología de trabajo.

Por ello, además, te recomiendo mis otros libros en materia de coaching: Psicología para coaches; Guía de la supervisión de coaches; Emociones Capacitantes.

Esta es mi selección para infolibros:

1) El arte de soplar las brasas

Leonardo Wolk

¿Por qué lo recomiendo?

Un atractivo texto que narra con exquisita sensibilidad, al igual que la metáfora de su título, el efecto del trabajo de un coach en un cliente. El coaching es un método que facilita el que una persona tome decisión y compromiso con alguna forma nueva y diferente de actuar.

Cuando el coach lo hace desde una perspectiva humanista y neutral, el coach sopla las brasas del fuego que late en el interior de la persona, pero no añade ni leña al fuego, ni crea el fuego.

El fuego avivado llevará al cliente hacia su voluntad y compromiso con sus objetivos. Su lectura es fácil y muy recomendable si trabajas en el mundo empresarial, pero también muy útil para cualquier otra situación. “El coaching abre posibilidades allí donde creíamos que no las había”

2) Coaching: el método para mejorar el rendimiento de las personas

John Whitmore

¿Por qué lo recomiendo?

Un texto clásico en coaching, de fácil y entretenida lectura. Es interesante para entender como el potencial de una persona se puede desbloquear y mejorar su rendimiento con el trabajo del coach.

Es una guía clara, concisa y fácil de entender, para iniciarse como coach. Muestra bases y herramientas útiles para coaches, para líderes y para cualquier persona que quiera mejorar su rendimiento personal o profesional.

“El Coaching consiste en liberar el potencial de una persona. Consiste en ayudarle a aprender en lugar de enseñarle”

3) El juego interior del tenis

Thimoty Gallgey

¿Por qué lo recomiendo?

Un libro clave para entender nuestro juego interior, ese diálogo interno que nos va a llevar a ganar o a perder. A través de lo que pasa en la mente del tenista podemos comprender cómo nuestro diálogo interior nos lleva a conseguir un resultado u otro.

Con frecuencia somos nuestro peor enemigo y perdemos no porque nos haya derrotado el adversario externo, sino porque somos derrotados por nuestras propias dudas, nuestro propio miedo y nuestra falta de concentración.

En el Juego Interior del Tenis se nos muestra cómo superar la parte negativa del diálogo y lograr un óptimo desempeño. Este libro está centrado en el juego del tenis, pero es aplicable a cualquier tipo de actividad.

4) Guía completa de coaching en el trabajo

Perry Zeus

¿Por qué lo recomiendo?

Es un libro clásico para el ejercicio del coaching ejecutivo. Describe cómo actuar, qué herramientas utilizar, cómo gestionar el proceso de forma muy profesional y completa.

Imprescindible para el coaching en la empresa. Para los coaches de empresa es de especial utilidad para sistematizar sus intervenciones y ofrecer un valor añadido a las empresas.

5) Flow .Fluir. Una psicología de la felicidad

Mihalyi Csikszentmihaly

¿Por qué lo recomiendo?

Un libro profundo, resultado de las investigaciones científicas de la Psicología Positiva, que explica los «estados de experiencia óptima», esos momentos en los que uno se siente poseído por un profundo sentimiento de gozo creativo, de concentración activa, de absorción en lo que se está haciendo y que el autor describe como «experiencia óptima», un estado de conciencia al que denomina flow, «fluir».

En este libro encontrarás cómo este fluir puede ser controlado y provocado incluso. Para el coach es de gran utilidad conocer este estado de fluir y facilitarlo en el cliente para que el cliente alcance sus objetivos.

LLAMANDO AL CORAJE

Esta ha sido mi conferencia de esta semana: «llamando al coraje», un título de lo más sugerente y, llamándolo, he vuelto a plantearme qué nos hace salir adelante cada día, a pesar de las malas noticias, de las traiciones y ataques, de los miedos y los sinsabores.

“Llamando al coraje” esta semana con el #DPOP de CIVSEM, gracias CIVSEM y @Miguel Angel Velázquez, por darme de nuevo la oportunidad, ya son muchos años despertando juntos la reflexión sobre nuestra responsabilidad en elegirnos y disfrutando del encuentro con grandes personas dispuestas a pensarse y repensarse para ser mejores personas, para vivir con más sentido su vida y sentirse mejor consigo mismos.

El tema del coraje es uno de mis favoritos, siempre me ha despertado la curiosidad qué hace que una persona se enfrente a sus retos diarios, no sólo a grandes hazañas sino a esas hazañas diarias de levantarte y elegir cómo vas a vivir ese día, algo, que a veces, hacemos con voluntad y con mucho esfuerzo.

El coraje junto con el conocimiento y sabiduría, la humanidad, la justicia, la templanza y la trascendencia es uno de los fenómenos psicológicos que la Psicología Positiva denomina virtudes. Lo interesante de estos fenómenos es que tienen que ver con la esencia de lo humano y la calidad personal que tenemos.

Cuando el coraje forma parte de nuestro bagaje, le echamos valor para vivir. Entre los elementos que forman el coraje está la vitalidad, la autenticidad, la persistencia y la valentía.

Cuando pregunto a los participantes a quiénes consideran personas con coraje siempre citan a grandes personajes de la historia: Gandhi, Mandela, Helen Keller, Nadal. Y mi pregunta siempre es ¿Y tú? ¿Has tenido coraje alguna vez en tu vida? ¿Has sido alguna vez valiente? ¿Qué hiciste que marcó la diferencia en tu vida?

Es un momento de gran impacto en mi intervención porque de repente, se dan cuenta de que todos y cada unos de ellos han sido capaces de cambiar situaciones trascendentales de su vida, de hacer otras cosas, de tomar decisiones difíciles, de seguir su propio camino. Lo que han ganado con ello ha sido asertividad, autoestima, confianza, vivir para mí y por mí, fuerza, satisfacción. Practicar el coraje te hace tener más coraje, al igual que la práctica hace el músculo, las fortalezas y virtudes psicológicas también crecen con la práctica.   

La valentía no sólo nos lleva a hacer actos de gran visibilidad y trascendencia heroica. Cada día la ponemos en práctica en sus tres vertientes:

  1. Valentía psicológica: enfrentando con valentía nuestros conflictos internos, nuestro mundo interior, nuestros miedos, inseguridades y preocupaciones.
  2. Valentía moral: manteniendo criterios éticos y valores morales en momentos difíciles aún a riesgo de oponerse a otros.
  3. Valentía física: actuar ante un riesgo físico.

No es necesario ser un héroe de película para darte cuenta de que eres un gran héroe. Como yo les decía estáis llenos de coraje, “corajudos” es un adjetivo que podemos apuntarnos.

Necesitamos empoderarnos, coger fuerzas para afrontar cada día las múltiples vicisitudes y los bloqueos y las dificultades que nos vamos a encontrar y no estamos obligados ni a ser los más valientes, ni a ser los más persistentes, ni a luchar sin parar. Parte de nuestra naturaleza humana es darnos cuenta de dónde estamos y cómo y esa capacidad de reflexionar, el metapensamiento, es lo que nos hace realmente más poderosos al dotarnos de perspectiva para actuar.

Algunos de mis clientes de psicología-coaching vienen buscando estar bien, en paz, su falta de bienestar se traduce en un malestar difuso que les lleva a no darse cuenta de la fuerza que tienen para vivir bien. Y todos tenemos esa fuerza, ese coraje interno que nos hace salir de las dificultades, levantarnos cada día y hacer que nuestra vida y la de los demás sea mejor o tal vez dediquemos nuestra fuerza a que la vida de los demás sea peor, que los hay.

En estos momentos en los que se habla de la necesidad de cuidar la salud mental de las personas y que el bienestar psicológico se ha convertido en un tema de empresa, hablar de las fortalezas y virtudes psicológicas es hablar de la capacidad humana para regenerarnos y progresar. El papel de lo psicológico es crucial para entender que entre la realidad y nosotros está nuestra mente y el procesamiento de la información que hacemos, la interpretación que le damos a los hechos es lo que marca la diferencia en nuestro malestar o nuestro bienestar.

En cualquier caso, el coraje es una palabra que deberíamos tener muy presente para ser conscientes de quienes somos y de cómo vivimos nuestra vida.